Los Firefly dan para mucho, Rob Zombie lo sabe muy bien y hasta que le quede aliento los estará exprimiendo, en una saga que son ya tres las películas. La familia Firefly ya existía antes de la elaboración de su primera película (La casa de los 1000 cadáveres, 2003) en la truculenta mente del músico y director Rob Zombie. El terror que nos presenta, en este su debut, es sobre una familia de psicópatas que no dudan en torturar y asesinar a todo aquel que se cruce con ellos. En una zona rural de los EE. UU., unos jóvenes van en busca de emociones fuertes queriendo conocer la leyenda del Dr Satán y se darán de bruces con estos sádicos asesinos sin escrúpulos. Todo sucederá en la mágica noche de Halloween, donde el horror más espantoso se desatará de la manera más terrorífica para estos muchachos que se las verán cara a cara con los terribles y desquiciados Firefly. Todos los actores del film actúan de forma delirante, como mandan los cánones del género slasher, generados por las primeras partes de Halloween (1978) o Viernes 13 (1980), franquicias que son por excelencia filmes de culto adoradas por los seguidores del terror. Ya transformados en monstruos de la Universal como clásicos del siglo 21, tenemos al capitán Spaulding, Otis, Mamá Firefly o Baby, personajes que en el futuro serán imitados hasta ser desangrados por los nuevos talentos del cine de terror más insano y sangrante. La locura textual de Rob Zombie nos promete una película donde la cordura se queda al margen y con el suspense adecuado para disfrutar de su vesania ambientación.