Caramba, caramba, aijó, aijó. Parece ser que este fue el primer largometraje animado de Disney, aijó. Es de 1937, joder que ha llovido, aijó, aijó.
Qué mona era Blancanieves a pesar de que nunca se le viera nada bajo el vestido. Bah, bah, ¿para qué iba a interesarnos? Eso sí, la tía se lo montó genial para salir ilesa de una casita, en mitad de un bosque, donde siete hombres vivían solos, solitos, solos y sin lavarse las manos jamás. No hubo accidentes ni arranques bruscos. ¿Quizá porque ella era más grande? Aijó, aijó.

Y joder qué mala era la bruja, la madrastra, o la reina, o cual fuera de las cuales eran antagonistas. Espejito, espejito mágico, ¿cuál es la mejor película de la Historia del Cine? ¿"Plan Nueve del Espacio Profundo"? ¡¡¡Guardias, sacad de la tumba a Ed Wood y volved a matarlo!!!

Y qué tentos (lentos y tontos, quiero decir) eran los enanitos, qué caramba, ¡si eran iguales a como se llamaban! Mudito y gruñón. Aijó, aijó. Los siete grandes, célebres y graciosos representantes de la acondroplasia. Si es que parecía que cupiesen en Pokéballs.

¿Y qué otro personaje tenemos? Ah, sí, el príncipe, especializado en joderle el sueño a la gente.

Bonita, alegre y clásica. ¡Que nadie se la pierda, por mini-Tutatis!