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España España · Madrid
Voto de paki:
10
Comedia. Drama En Nueva York, dos matrimonios se reúnen, en principio de manera civilizada, para hablar de la reciente pelea que han tenido sus hijos en un parque. Pero el encuentro se complicará hasta límites insospechados... Adaptación de la obra teatral homónima de la autora francesa Yasmina Reza. (FILMAFFINITY)
21 de noviembre de 2011
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
La educación y la civilidad son un potente barniz para protegernos de los roces y las agresiones del exterior y hasta de dentro de casa. Pero es solo una capa que recubre algo tan complejo como un ser humano; una mezcla de instintos, nervios, sentimientos, inteligencia e impulsos. Las buenas maneras y la sociabilidad los van transformando en una serie de rituales fabricados con diplomacia, verdades a medias y mucha hipocresía. No hay más remedio, porque si esa corriente subterránea de pasiones, impulsos e instintos salvajes que tenemos casi domesticados a base de costumbre, educación, instinto de supervivencia y conformidad, estalla un día por algo fortuito o reiterado, insignificante o enorme, se lo puede llevar todo por delante con violencia y acabar a garrotazos…

Penélope y Michael, y Nancy y Alan son dos parejas de personas educadas y civilizadas, con diferentes caracteres, pero con los mismos buenos modales e intereses. Tienen una vida lógica y acomodada, son más o menos cultos y refinados, con buenos trabajos y casas confortables y acogedoras. Y se han reunido, como las personas dialogantes que son, para solucionar un conflicto entre sus hijos, que sí que habían acabado a garrotazos. Cosa que ellos no harían nunca, claro, porque representan la moderación, la educación, la cultura y el diálogo. Nada de violencia de cualquier tipo porque lo tienen todo bajo control.

Hasta que, de repente, una palabra, un gesto, un whisky de más o la llamada número mil de un móvil frenético, rompe el equilibrio y los nervios, y aparecen todos los rencores, tensiones, sobrecargas, provocaciones, fobias, reproches y manías que nunca se han dicho y les han convertido en personas tan insatisfechas, aburridas, tensas y desquiciadas, como educadas y políticamente correctas. Y la película nos pone enfrente de esa cámara-espejo para que veamos lo hipócritas y falsos que podemos llegar a ser todos los días, con los demás y con nosotros mismos, aunque también es verdad que las reflexiones sobre la pareja, el trabajo, los hijos, la dificultad de la comunicación entre las personas y los sexos, y la frustración de una vida anodina demuestran que no nos lo ponen nada fácil y que ese impulso salvaje de estallar para liberar presiones tiene que ver más que con ningún otro con el instinto de supervivencia y de protección física, mental y emocional de cada uno de nosotros. Actúa igual que el sentido del humor que también, afortunadamente, funciona como mecanismo de defensa liberador y vía de escape para nosotros y para lo que contemplamos en esa pantalla. Porque ese es el mayor talento y genialidad del magnífico guión, interpretado mágicamente por sus protagonistas: que nos enseña lo peor de nosotros mismos con nuestras adicciones, rutinas, mentiras, egoísmos e incoherencias y nos hace que nos riamos de todo eso. Y nos liberemos en una especie de catarsis.

Estupenda película, cabrona y divertida, inteligente y salvaje. Y, además, Polanski…
paki
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