A las edades que se gasta el maestro ya no se puede hacer algo mediocre. Aquí se ha divertido relatando una de esas que tanto le gustan, de las que mantienen la vena del cuello hinchada.
Como es habitual no se descuida un detalle, y aquí el maestro es implacable. La producción, el ambiente, la localización, los exteriores, los interiores, la fotografía. Todo perfecto.
Di Caprio bien, con oficio, quizás lo ha llegado a hacer mejor otras veces, no es su mejor papel, pero ahí está uno que se ha llegado a convertir en grande, quién lo iba a decir. Cuánto le debe al padrino Martin.
En la línea de "El Cabo del Miedo", esta isla de la demencia, con cielo siempre gris y tiempo huracanado, ofrece una buena historia de la que conviene no saber nada con antelación. Las referencias a Hitchcock no faltan, principalmente en la música, pero eso siempre es bueno. Eso y el buen hacer del maestro, insisto. Hasta la próxima, que sea pronto.