23 de abril de 2021
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es difícil querer a Olive. Para algunos, imposible. Mucho más sencillo es alejarse de quien hace todo lo posible para que uno no entre en su vida.. Maestra de niños que aprenderán a hacerle caso porque no tienen otra opción, pero no conoceremos a ninguno que la estime.
Frances Mc Dormand ama estos personajes complejos y huraños, porque tal vez resuenen en ella misma. Esa lucha a rajatabla por defender su privacidad, ideas y hábitos. Pero qué pasa con el entorno? Cuando esa dificultad para demostrar afecto arrastra a marido e hijo...Richard Jenkins es exacto en la composición del esposo que sólo sabe querer. Aún cuando esa sumisión y bonhomía le signifique cierto desdén de su cónyuge. El "hombre-hormiga" que recorre siempre su mismo caminito y que desecha todo aquello que pueda poner en peligro lo conocido, aunque implique no sentirse amado.
Un personaje muy interesante por su aparente intrascendencia es Martha Wainwright, que al modo del Coro griego, va acompañando los momentos de distintos personajes desde su piano, siempre en su penumbra pero recogiendo lo que la vida va desenvolviendo ante ella.
El escenario de Maine es perfecto para encuadrar estas historias de ilusiones que no levantan vuelo, y de autoreproche por lo que quedó sin vivir. Mc Dormand es fabulosa, porque le va agregando capa tras capa de complejidad a su Olive con su historia de pérdidas y elecciones, Buena, mala? Es sólo humana que sobrevive..
,
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?