La película está compuesta de seis actos, que la hacen muy amena y fácil de ver. Si esto fuera poco, la música añadida años después, demasiado moderna para la época, hace una mezcla fascinante para la obra de arte. Imagino que, en la quietud de la sala de aquella época, el sonido de un solista violín, ayudaría mucho más para la sugestión.

Me gusta la originalidad de la decoración, con ese estilo diferente de la puerta del despacho del doctor, así como los exteriores. Me impacta, sobre todo, los ojos de Caligary. Creo que debió pegarse unos ojos postizos, que hace dar la impresión de estar siempre abiertos.


En general, me ha gustado mucho, a la vez que sorprendido. Una grandísima idea llevada a cabo por unos genios artesanos que se calentaban la cabeza para hacer arte con los pocos medios que tenían.