Chance es el nombre de John T. Y de eso se trata esta película, de las segundas oportunidades. Lo de menos es el género (western), el poblado texano, los pistoleros, el olor a lejano Oeste americano.

Chance significa oportunidad, y de eso se trata. Dude es un buen pistolero que un amor mal correspondido le empujó a la bebida. Merece otra oportunidad y “Chance” se la da, en un juego de autoayuda y motivación sorprendente tratándose de un Western.

“Feathers” es una estafadora jugadora de cartas, bella hasta la saciedad, que es buscada por la justicia. El sheriff no la detiene y la deja quedarse en el poblado. Chance le da una segunda oportunidad.

Stumpy, un lisiado con buen tiro, está defenestrado por la sociedad. Un circo social que no valora el talento y la alegría de tener a un tipo al que hundieron cuando le robaron todos sus acres de tierra, y que no olvida, aunque esté todo el tipo de coña. También él necesita cariño, al que no está acostumbrado, el que nunca recibió. Y a él Chance también le da otra oportunidad.

Incluso es capaz de dar segundas oportunidades a los delincuentes que deja con vida. Prefiere no matar y conservar con vida, pero los Burdette manda mucha romana en aquellos lares, Sueltan monedas de oro como si aquello no valiera… son duros de roer.

En complemento, la música, el vestuario, el matrimonio de mexicanos, la escena de la dinamita, los pequeños detalles… (arreglar una puerta que ha sido disparada, algo de lo que tomaría buena nota QT años después).

Y sí, no me olvido. También Chance merece una segunda oportunidad. Todos tenemos la vez y ocasión de llegar a equivocarnos y volver a tirar para adelante. Y con una belleza como Angie Dickinson yo también haría locuras, Chance.