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9
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Drama
Pese a no ser capaz de recuperarse de un drama personal, Yusuke Kafuku, actor y director de teatro, acepta montar la obra "Tío Vania" en un festival de Hiroshima. Allí, conoce a Misaki, una joven reservada que le han asignado como chófer. A medida que pasan los trayectos, la sinceridad creciente de sus conversaciones les obliga a enfrentarse a su pasado. (FILMAFFINITY)
20 de febrero de 2022
28 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después de media hora de introducción acerca de la vida y tragedia que sucede al protagonista, Yusuke, se nos muestran los créditos iniciales, lo anteriormente narrado sirve para contextualizar el punto de partida de esta historia. Yusuke vive por inercia y sin abrirse a los demás para evitar recibir más daño, a pesar de que así su vida y estado de ánimo tristes permanecen inalterables.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Más adelante, Yusuke se ve obligado por su trabajo a ceder a una chofer, Misaki, la conducción de su coche. En un principio esto supone un golpe para él puesto que es mientras conduce cuando se despeja y puede escuchar a su mujer una vez más mientras practica las líneas de una obra de teatro, pero, a través de esta salida de su zona de confort en el uso del coche y de la aparición de un antiguo amante de su esposa en la obra que dirige, las cosas comienzan a cambiar para él.
Una de mis escenas favoritas de la película es cuando visitan la casa del coreano. Ahí se puede ver un punto de inflexión en la historia ya que Yusuke sintiéndose acogido y feliz por la hospitalidad y dulzura de sus anfitriones se abre ante una de sus preguntas y habla acerca de lo maravillosa que es Misaki como conductora. No sabiendo esta cómo reaccionar, y con algo de vergüenza, se levanta y va a acariciar al perro de los dueños de la casa mientras la cámara baja poco a poco y la aisla del resto de los personajes, marcando así la importancia de ese cambio en su expresión seria habitual a una visible emoción y felicidad. A partir de este momento, ambos, que tienen en común el vivir con inercia y tener un pasado traumático, van intimando en su amistad y dan un primer paso sin saberlo para cambiar sus vidas.
Después de esto se van sucediendo más conversaciones profundas entre Misaki y Yusuke pero también entre este último y Takatsuki, el amante de su esposa. Conversando con él se da cuenta de la forma en la que vivía con su mujer y de los errores que cometió, sincerándose ante él sobre su vida logrando así entenderse a sí mismo a la vez que pasa de odiar a empatizar con Takatsuki, un joven impulsivo totalmente distinto a él al fin y al cabo. En otra de las mejores escenas de la película, ocurrida en un paisaje nevado, Yusuke y Misaki se abren el uno al otro del todo y deciden perdonarse su pasado y tratar de dar un paso adelante en sus vidas y ser felices. Misaki pasa a tomar el papel de la hija que no pudo tener Yusuke y se dan una segunda oportunidad rellenando así cada uno el vacío del otro, con la esperanza de que esta vez todo vaya bien.
Como en todas las películas de Hamaguchi esta brilla sobre todo en esos momentos de conversación en los que los personajes abren sus corazones. Son escenas intensas rodadas con un tono de cierta distancia y respeto, deshaciéndose de toda clase de música de fondo o artificio llamativo detrás, dando como resultado una transparencia y sinceridad muy emocionantes que podrían llegar a confundirse erróneamente con frialdad. También es muy loable como no parece faltar o sobrar nada en el transcurso del filme, todas las escenas y personajes que aparecen tienen su motivo de estar ahí y colaboran en el avance y resolución de la trama. Todo detalle tiene su porqué, incluido el personaje de la obra de Chejov que practica Yusuke que viene a reflejar en parte su propia vida.
Una de mis escenas favoritas de la película es cuando visitan la casa del coreano. Ahí se puede ver un punto de inflexión en la historia ya que Yusuke sintiéndose acogido y feliz por la hospitalidad y dulzura de sus anfitriones se abre ante una de sus preguntas y habla acerca de lo maravillosa que es Misaki como conductora. No sabiendo esta cómo reaccionar, y con algo de vergüenza, se levanta y va a acariciar al perro de los dueños de la casa mientras la cámara baja poco a poco y la aisla del resto de los personajes, marcando así la importancia de ese cambio en su expresión seria habitual a una visible emoción y felicidad. A partir de este momento, ambos, que tienen en común el vivir con inercia y tener un pasado traumático, van intimando en su amistad y dan un primer paso sin saberlo para cambiar sus vidas.
Después de esto se van sucediendo más conversaciones profundas entre Misaki y Yusuke pero también entre este último y Takatsuki, el amante de su esposa. Conversando con él se da cuenta de la forma en la que vivía con su mujer y de los errores que cometió, sincerándose ante él sobre su vida logrando así entenderse a sí mismo a la vez que pasa de odiar a empatizar con Takatsuki, un joven impulsivo totalmente distinto a él al fin y al cabo. En otra de las mejores escenas de la película, ocurrida en un paisaje nevado, Yusuke y Misaki se abren el uno al otro del todo y deciden perdonarse su pasado y tratar de dar un paso adelante en sus vidas y ser felices. Misaki pasa a tomar el papel de la hija que no pudo tener Yusuke y se dan una segunda oportunidad rellenando así cada uno el vacío del otro, con la esperanza de que esta vez todo vaya bien.
Como en todas las películas de Hamaguchi esta brilla sobre todo en esos momentos de conversación en los que los personajes abren sus corazones. Son escenas intensas rodadas con un tono de cierta distancia y respeto, deshaciéndose de toda clase de música de fondo o artificio llamativo detrás, dando como resultado una transparencia y sinceridad muy emocionantes que podrían llegar a confundirse erróneamente con frialdad. También es muy loable como no parece faltar o sobrar nada en el transcurso del filme, todas las escenas y personajes que aparecen tienen su motivo de estar ahí y colaboran en el avance y resolución de la trama. Todo detalle tiene su porqué, incluido el personaje de la obra de Chejov que practica Yusuke que viene a reflejar en parte su propia vida.