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Voto de Ehavled Jef:
9
6,1
1.742
Drama
Cuando Robert Kearns (Greg Kinnear) se entera de que todos los coches vienen equipados con un sistema de limpieza que él inventó y patentó, pero que no consiguió vender, interpone una demanda contra la industria del automóvil por apropiación indebida. Los Kearns son la típica familia americana de los años sesenta que vive a su manera el sueño americano: Bob, profesor universitario, se casó con Phyllis (Lauren Graham) y tuvieron seis ... [+]
12 de mayo de 2009
13 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha gustado mucho, porque es la historia de un hombre atropellado, un inventor engañado por una gran corporación norteamericana, la automovilística Ford, que le roba su invento.
Primero, este hombre patenta su invento, el limpia-parabrisas de coches y entabla conversaciones con la Ford para vendérselo. La gigantesca empresa de automóviles lo llama, sintiéndose muy interesada, él les muestra su invento y cómo funciona. Pero a los pocos días, la Ford le retira el interés sin más. ¡Cuál no será su sorpresa cuando a los pocos meses, este inventor y profesor de universidad descubre que la Ford ha sacado un nuevo modelo de automóvil que lleva incorporado el invento del limpia-parabrisas que él les mostró (se lo han robado con toda la cara)!
¡Oh, no me digan que el tema no te agarra de entrada el interés! Pues claro que sí, máxime porque la película va transcurriendo de manera dramática, con el protagonista luchando terca y extraordinariamente por ser reconocido como el invertor del limpia-parabrisas de coches y porque se haga público y manifiesto que la Ford le robó su invento.
Gran película, al menos muy buena, antes de la injusticia, durante la injusticia y también en las consecuencias que se derivan de ella para el inventor y su familia.
Muy reconmendable de ver, para indignarse y sentir si aún nos queda sangre en las venas o se nos ha convertido también en horchata espesa de amedrentados por los políticos y sus amigachos de oligarquías y negociantes.
Primero, este hombre patenta su invento, el limpia-parabrisas de coches y entabla conversaciones con la Ford para vendérselo. La gigantesca empresa de automóviles lo llama, sintiéndose muy interesada, él les muestra su invento y cómo funciona. Pero a los pocos días, la Ford le retira el interés sin más. ¡Cuál no será su sorpresa cuando a los pocos meses, este inventor y profesor de universidad descubre que la Ford ha sacado un nuevo modelo de automóvil que lleva incorporado el invento del limpia-parabrisas que él les mostró (se lo han robado con toda la cara)!
¡Oh, no me digan que el tema no te agarra de entrada el interés! Pues claro que sí, máxime porque la película va transcurriendo de manera dramática, con el protagonista luchando terca y extraordinariamente por ser reconocido como el invertor del limpia-parabrisas de coches y porque se haga público y manifiesto que la Ford le robó su invento.
Gran película, al menos muy buena, antes de la injusticia, durante la injusticia y también en las consecuencias que se derivan de ella para el inventor y su familia.
Muy reconmendable de ver, para indignarse y sentir si aún nos queda sangre en las venas o se nos ha convertido también en horchata espesa de amedrentados por los políticos y sus amigachos de oligarquías y negociantes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Lo que más me ha sobrecogido, viendo esta película, ha sido ver con el realismo que describe lo amargo que puede llegar a ser una dulce relación entre un hombre y una mujer: forman un matrimonio de mucho amor, con seis hijos, acomodado, felices; pero de repente la parte femenina, ella, abandona a la parte masculina, su marido, cuando él sufre la injusticia de ser robado por la gran corporación Ford, en concreto cuando él se empeña tozudamente en luchar en los tribunales de justicia contra la todopoderosa corporación. La esposa, en lugar de apoyar a su amado marido, precisamente en los momentos más duros, lo abandona llevándose además a sus hijos, lo deja solo. ¿Razón? Porque él ha rechazado la oferta de la Ford de 250.000 dólares para que se olvide del robo. A ella y los abogados rechazar esa cantidad, que podía quizás llegar a 400.000 $, les parece una locura, máxime porque creen con demasiado pragmátismo y cansancio que nunca podrán vercer a la gigantesca Ford.
Así pues, familia y abogados lo dejan tirado. ¡Qué amarga es la vida, hasta cuando uno es el abusado hay que sufrir encima la incomprensión y el abandono por parte de la gente que se supone más te quiere, por no rendirse uno ante el abusador que ya ha abusado de ti!
Sin embargo, el endeble "don Quijote", persistirá en luchar contra el gran molino de viento, de forma que se convertirá en un grano en el culo para la gran Ford, hasta tal punto que le irán aumentando las ofertas para que se retire y deje de litigar: le ofrecerán un millón de dólares e incluso una megaoferta final: 30 millones de dólares que lo dejan a él y a sus hijos con la boca abierta.
El inventor, con una osadía propia de locos y de cabezón con la testa más dura que un bisonte, seguirá adelante y al final con la sola verdad que trasluce en cada uno de sus gestos y palabras convencerá al jurado, logrando el reconocimiento de que el invento es suyo, de que la Ford se apropió de su patente ilícitamente y recibiendo de la gran empresa ladrona la cantidad de 10 millones de dólares en compensación.
Algunas veces en este mundo se hace justicia, poquísimas veces, pero para la mayoría es un consuelo verlo aunque sea sólo en las pantallas de cine. Y este es uno de esos sonados casos.
Así pues, familia y abogados lo dejan tirado. ¡Qué amarga es la vida, hasta cuando uno es el abusado hay que sufrir encima la incomprensión y el abandono por parte de la gente que se supone más te quiere, por no rendirse uno ante el abusador que ya ha abusado de ti!
Sin embargo, el endeble "don Quijote", persistirá en luchar contra el gran molino de viento, de forma que se convertirá en un grano en el culo para la gran Ford, hasta tal punto que le irán aumentando las ofertas para que se retire y deje de litigar: le ofrecerán un millón de dólares e incluso una megaoferta final: 30 millones de dólares que lo dejan a él y a sus hijos con la boca abierta.
El inventor, con una osadía propia de locos y de cabezón con la testa más dura que un bisonte, seguirá adelante y al final con la sola verdad que trasluce en cada uno de sus gestos y palabras convencerá al jurado, logrando el reconocimiento de que el invento es suyo, de que la Ford se apropió de su patente ilícitamente y recibiendo de la gran empresa ladrona la cantidad de 10 millones de dólares en compensación.
Algunas veces en este mundo se hace justicia, poquísimas veces, pero para la mayoría es un consuelo verlo aunque sea sólo en las pantallas de cine. Y este es uno de esos sonados casos.