La película narra la dura odisea de 286 cheyennes que parten de la reserva de Ocklahoma en la que han sido confinados en dirección a su región natural de Yellowstone, a casi tres mil kilómetros de distancia. De todos modos este grandísImo film tuvo muchos problemas desde prácticamernte su preparación. Ford quería contar con indios auténticos para los principales personajes cheyennes, pero la Warner contrató a Sal Mineo, Gilbert Roland, Ricardo Montalbán y Dolores del Rio .En el proyecto original, los cheyennes se expresaban en su lengua pero la productora desestimó la idea e hizo que hablaran en un perfecto inglés. El guión urdido por James R.Webb no fue del agrado del director tanto que lo remodeló con su hijo Patrick hasta tal punto que años después Webb estuvo tentado de renegar del mismo,la música le fue impuesta y no le gustaba y pese a todo esto es una obra maestra y una de las mejores films del director.
No es tan importante la necesidad de Ford para hacer justicia fílmica a los indios y borrar de su historial el haber matado más en la ficción que todos los generales en la realidad, como el deseo de hacerse justicia a sí mismo emprendiendo uno de sus últimos viajes sin retorno, consiguiendo un film antiépico, profundamente melancólico,la obra de un hombre que comprende el mundo al tiempo que renuncia a poseerlo.
Como lo define el sargento Wichowsky, que lo interpreta por cierto Mike Mazurski que no hace mas que sustituir a uno de los actores preferidos de Ford que era el entrañable Victor Mclaglen los cheyennes son un puñado de personas que buscan su casa y asi de simples son todos los seres que pueblan el film, y así de simple y directa es esta obra maestra de Ford.
Comentar una escena recordada del film, que Ford en mitad del metraje introduce un episodio de Dodge City, en casi sin venir a cuento nos muestra a unos viejos amigos que juegan al pocker que son Wyatt Earp interpretado de manera breve por James Stewart, Doc Holliday y un jugador profesional, más allá del apunte cómico y de una broma que sirve también para dar un descanso al espectador, Ford vuelve una vez mas a defender de nuevo su visión de la Historia en esa elección de actores, personajes y decorado que recuerda a Liberty Valance y si en la también obra maestra Pasión de los fuertes modífica rasgos y conductas de la relación entre Wyatt Earp y Doc Holliday, en esta escena tan incomprendida en su momento de El gran combate hace que ambos personajes compartan imposible y amigablemente una partida de cartas y presenta a un Earp viejo en el año 1878 cuando en Pasión de los fuertes nos lo presenta joven en 1882 jugando otra vez como en casi toda su filmografía con la leyenda y la historia.
Con todo esto estamos ante otra obra maestra de Ford