Aunque la película queda lejos de la calidad y la fuerza de las ideas que se desarrollan en la novela, hay que apreciar el esfuerzo realizado por el director Brett Haley para convertir en imágenes y comprimir en menos de dos horas una novela de 400 páginas, densa en sucesos y llena de sentimientos y sensaciones. Ha contado para ello con la ayuda inestimable de la autora del libro en la confección del guión.

La novela merece un notable alto. La película se queda en un aprobado alto porque le falta buena parte de la solidez y de la complejidad emocional de la novela. Y porque no afecta al espectador con la intensidad con que llega al lector del relato escrito por Jennifer Niven. No obstante, la química existente entre los protagonistas y la destacable actuación de Elle Fanning vienen a salvar, al menos en parte, las limitaciones de la película.

La novela resulta inolvidable e invita a nuevas lecturas sucesivas. La película no tiene el mismo efecto. Sin embargo, se deja ver y se disfruta durante sus 108 minutos de duración. En definitiva, es recomendable su visionado tanto por espectadores adultos, como es mi caso, como por adolescentes, compartan o no los problemas que afectan a los protagonistas. Es una cinta dramática pero cargada de esperanza.