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España España · Pamplona
Voto de Asier Gil:
4
Drama. Comedia. Intriga Estado de Nueva York, años setenta. Irving Rosenfeld (Christian Bale), un brillante estafador, y su inteligente y seductora compañera Sydney Prosser (Amy Adams) se ven obligados a trabajar para un tempestuoso agente del FBI, Richie DiMaso (Bradley Cooper), que sin querer los arrastra al peligroso mundo de la política y la mafia de Nueva Jersey. (FILMAFFINITY)
11 de noviembre de 2019
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Engañarse ante el espejo es la mayor de las mentiras. No hay un juez más imparcial y nada te devolverá a la realidad tan súbitamente como el reflejo que sabe que te estás mintiendo, y que te lo escupe a la cara sin remilgos. De eso va esta historia. Un tipo que ve cómo su vida se desmorona y, sin embargo, se afana en pegarse mechones de pelo en la cabeza con los que ocultar su calva. Para que el reflejo del espejo le diga que se ha convertido en quien deseaba ser. Para que su amante, que se hace pasar por una inglesa elitista, siga a su lado. Para que el detective del FBI que lo investiga, que vive con su madre mientras aparenta ser un pez gordo de la agencia, no descubra sus verdaderas intenciones. Todos en esta historia intentan protagonizar vidas que no les pertenecen, pero el espejo es sabio y al final siempre desvela la verdad. A menos que seas un timador excelente.
'La gran estafa americana' nos lleva a la década de los setenta para contarnos un caso del FBI en el que un investigador recurre a dos estafadores con los que tratar de sacar a la luz la corrupción en la política. Basado levemente en hechos reales, Christian Bale y Amy Adams encarnan a dos timadores que crecen tan rápida y desmesuradamente que acaban llamando la atención de las autoridades, mientras que Bradley Cooper será quien los obligue a colaborar con la policía para, a través de una conexión con un jeque árabe ficticio, llegar hasta congresistas y senadores. Pero la mafia acaba metiéndose en medio y trastocando sus planes.
Bale es el principal soporte del proyecto. Perfecta adaptación física a la decadencia que necesitaba su personaje, aunada con una interpretación profunda que deja en muy mal lugar el trabajo de Cooper, plano en casi todas las secuencias con un papel en el que podía haber dado mucho más juego, incluso robando el protagonismo que la historia no logra definir, ya que por momentos no se sabe si la película se centra en la vida de los estafadores o en la del agente del FBI. El duelo femenino resulta mucho más potente gracias al buen hacer de Jennifer Lawrence y Amy Adams, imponentes físicamente y que en este filme muestran su capacidad para ahondar en las penurias humanas: envidia, celos, codicia... La selección de la música y la caracterización de los actores, con ese aire hortera de los setenta, también suma un punto a favor para que el espectador se meta en la historia.
El norteamericano David O. Rusell firma esta película que, más allá del 'thriller' político y la trama de estafas y corrupción, se centra en asomarse al interior de los personajes. Es lo único salvable de una historia que enseguida se vuelve superflua ante el ritmo deslavazado y la originalidad mal encauzada que le imprime el director de 'El lado bueno de las cosas'. Aunque hay escenas magnéticas y su labor guiando al reparto es notable, falla a la hora de abordar la trama, dando la sensación de que no sabe muy bien qué hacer con el guion. A pesar de las múltiples nominaciones y premios obtenidos, el característico sello de este director tanto en este filme como en el anterior deja latente una pregunta en el aire. ¿Por qué acelerar tanto cuando parece que no se sabe adónde va? Puede que Rusell tenga en la retina a Scorsese, pero dudo mucho de que ese sea el reflejo que vea al mirarse en el espejo.

Diario de Navarra / La séptima mirada
Asier Gil
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