Trainspotting actúa en ti como la propia heroína, no podrás para de verla una y otra vez y cuanto mas la veas mas te atrapará. Personalmente es una de mis películas predilectas, una estupenda oportunidad para amar el cine y ver en él, algo mas un entretenimiento momentáneo.
En ella el pesimismo y el optimismo se coger de la mano, la comedia y el drama se sintetizan en un equilibrio perfecto y la droga es tratada sin tapujos de una forma cercana y atrayente pero también peligrosa, eso si, sin querer educarnos ni alejarnos de ella, tan solo contándonos una historia que gira entorno al peligroso elixir.

Ante todo cuenta la desidia de la sociedad, ya el inicio es toda una declaración de principios (Elige una vida, elige un trabajo, elige una carrera…), lo relativa que puede ser la felicidad para uno o para otros, me viene a la mente la parte en la que personaje de Ewan Mcgregor se mete un chute y se sumerge en su mundo perfecto, incluso se cuela dentro de una alfombra y no sale de ella asta que lo reaniman en el hospital, todo esto mientras suena la nunca tan oportuna música heroinómana de Lou Reed y su tema “Perfect Day” , aquí me ocurrió una de esas raras y mágicas ocasiones en las que se te pone la piel de gallina.

En Trainspotting asistiremos a los dilemas que se le presentan al protagonista, ¿para qué elegir vida? Hacer una vida normal es difícil y poco satisfactorio, quizás sea mejor tan solo preocuparte por conseguir tu dosis diaria de un pedacito del cielo, sin estrés, sin preocupaciones, sin problemas… Pero tal vez Marc comprenda que esta elección puede ser un pasaporte directo al infierno.

Sin dejar de ser una película de yonkis y una comedia negra, trasciende más de lo que parece, y cuenta más de lo que se ve a simple vista. Contada con un ritmo vertiginoso y una estética cuidada además de una narración muy atrayente e innovadora.
Mención aparte para la mejor BSO que me puede venir a la memoria con temas de Iggy pop, David Bowie, blur o el ya mencionado Lou Reed entre otros.