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Voto de cineoptero:
8
Western. Drama En Arizona, en el Fuerte Linton, se celebra un consejo de guerra para juzgar a un sargento negro acusado de la violación y el asesinato de una joven blanca. El sargento Rutledge, ha sido siempre un militar valiente y ejemplar, un modelo para todos sus soldados, pero ahora el ejército le cree culpable. (FILMAFFINITY)
12 de agosto de 2008
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nueva vuelta de tuerca de Ford a su género más visitado, el western, en un trabajo sin duda atípico. No es un film perfecto, en especial por un guión que alterna personajes más simples como el del abogado de la acusación, con otros más interesantes como el abogado defensor, el sargento Rutledge o el carismático juez del consejo de guerra, y por una mas que discutible opción de utilizar el flashback como elemento narrativo, que en mi opinión resulta fallido aunque encomiable por el riesgo. Aun así el resultado es uno de los más sinceros alegatos contra la intolerancia y el prejuicio que nos ha dado el cine de Ford. Ya llevaba tiempo intentando llevar a la pantalla al 9º de Caballería, la primera unidad del ejercito integrada por negros exclusivamente, lo que no era extraño en Ford pues desde sus inicios el tema de la integración racial fue un tema recurrente en varias de sus películas. A pesar de que la estructura dividida en flashbacks debilita una narración magistral (en particular en la descripción de los hechos), sigue siendo la parte más endeble la parte del juicio. Todo el relato de lo ocurrido a través de los distintos testigos alcanza una notable fuerza dramática, de una poderosa fisicidad y plagada de sutilezas y genio tras la cámara, en la que los actores alcanzan sus mejores interpretaciones. Resulta interesante que es un film esencialmente de interiores, incluso en la narración de los flashback, lo que era inusual en el caso de los westerns de Ford. Pero logra sacar a estos un rendimiento mas que considerable, en los que destaca por ejemplo la utilización de la luz que precede los primeros testimonios, la esplendida escena en la que parte el tren de la estación y el vapor rodeando a la joven que se queda sola o el momento en el que los soldados del regimiento le cantan Sergeant Buffalo a Rutledge. Visualmente vuelve a destacar por hallazgos repartidos a lo largo del metraje como los citados juegos de luces en el juicio, casi todas las escenas de exteriores en las que se percibe el talento paisajístico de Ford, la primera aparición de Rutledge en la estación de tren… y así podríamos seguir porque es algo habitual en el film. Destacar el trabajo de fotografía de Bert Glennon, que utiliza con excelente criterio la luz y el color. Resulta sumamente satisfactorio ver un film que sin conseguir alcanzar todos sus objetivos, tiene virtudes sobradas para que espectador atento no pierda el interés e incluso llegue a percibir momentos de una brillantez absoluta. Pero es que Ford era muy grande.
cineoptero
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