Después de una más que decepcionante adaptación de "Hulk", la Masa vuelve con más mal genio que nunca. Desde el comienzo ya se empieza a vislumbrar que no estamos ante algo parecido a la anterior. Se deja de contar los orígenes de la mutación de Bruce Banner y nos lo muestra de una forma genial en los títulos de créditos iniciales.

Uno de los problemas viene después. La primera parte dura demasiado y cansa ver a Banner en plan fugitivo en medio de las favelas brasileñas. Sin embargo, en el momento que vuelve a Estados Unidos es cuando empieza lo bueno.

Todas las apariciones de Hulk son brutales, incluido el modelado de él mismo y el realismo conseguido. Además, el enemigo está más claramente definido que en la anterior película, y es equiparable a Hulk. Las batallas entre ellos dos son memorables, sin lugar a dudas.

Edward Norton consigue ponerle humanidad y rabia al mejor Hulk del cine.