Robert Rodriguez tocó el cielo gracias a Frank Miller. Es curioso pero es el mismo caso que Zack Snyder que también ha tocado el cielo gracias al mismo hombre. Y es que Frank Miller le sirve la película en bandeja a los directores que se atreven a tocar su material. Él les da la vida, la expresión artística y plástica de las imágenes, la gravedad y desdén de sus personajes, su caracterización, su look visual, incluso les insufla el ritmo al que deben conducir la historia.
Robert Rodriguez supo ver el estupendo material que tenía en sus manos e hizo lo más importante, no desperciarlo. No dejar que ese gran cómic pasara por la pantalla grande sin pena ni gloria. Robert Rodriguez entendió que cuando no se puede superar al maestro, hay que imitarle desde el buen gusto. Y asi lo hizo. Lo rodeó de un casting de actores estupendo y consiguió llenar el cine de una plasticidad visual que no se recordaba desde hace años. No antendió a peticiones de productores (la película es claramente para mayores de 18 años), ni de taquilla (la película se aleja claramente de ser un producto made in hollywood).
Es Sin City una muestra descarada del cómic en el cine, pero es inevitable aplaudir a Robert Rodriguez una y otra vez, ha conseguido dejar gotas de su sello personal en una película donde lo mejor que hizo fue no estropear el genio de su verdadero creado Frank Miller.
Lo mejor: Visualmente impactante. Sobria, elegante pese a su desmesurada violencia. La fotografía es excelente. Algunos personajes rayan la perfección. Mickey Rourke.
Lo peor: No llegar al final con la misma debilidad hacia la película que al principio. El ritmo del montaje está más pensado para cómic que para cine. Lo inevitable que resulta pensar que lo todo lo bueno que ofrece la película ya lo ofrecía el cómic.