Me he visto forzado a reescribir mi crítica, si piensas en los últimos episodios, la serie te parecerá floja (ahí está mi injusta valoración anterior) pero ahora, he visto que nunca una serie me regaló tanto entretenimiento como la que nos ocupa. Y eso son palabras mayores.

Los Simpson es una genialidad, un prodigio de guión y técnica, cierto que las últimas temporadas no están a a altura pero piensa en las horas que no has despegado los ojos del televisor, piensa que, cuando eras pequeño, te daba igual si eran epidodios nuevos o viejos.

Y entonces piensa las veces que has disfrutado con "Rosebud" y pensarás que el nivel de Los Simpson difícilmente sera alcanzado por los clones que tan a menudo se multiplican.

Esto es un agradecimiento a la serie más cínica y tierna que hay, la serie que ha teñido de amarillo a Bush, a Clinton, la serie que ha descabezado a los falsos ídolos de un Estado sexista y mentiroso. Una obra magna, una genialidad que aún no está considerada como se merece.

Una serie hecha de pesadillas y sueños, que nos muestra la dualidad de América, las dos caras del país en que la libertad significa que no podrán operarte mientras no tengas dinero