En The Shawshank Redemption hay más que un drama carcelario, hay más que una historia con un principio y un final. En The Shawshank Redemption hay un alma que quiere escapar más allá de los gruesos muros de la cárcel, ese alma está representado por Andy Dufresne (Tim Robbins), que se presenta como la llama de una vida que se apaga día a día por el régimen carcelario. No sólo es una llama dentro de la institución penitenciario, es una llama que rodea a la nuestra, la hechiza y la invade con una intensidad ascendente en cada minuto que pasa de película. The Shawshank Redemption es de los pocos ejemplos del cine como valores como la amistad, la esperanza, e incluso la humanidad, pueden tratarse con gran calidad. A pesar de que se ha convertido en una de mis películas preferidas, no negaré que ha podido parecer una historia algo surrealista, tratada con gran inteligencia, pero algo surrealista. Al fin y al cabo, el resultado final es sublime.