¿Es posible rebelarse ante los que te subestiman? ¿Dónde está el límite de cada persona? Quizas ni siquiera conozcamos nuestros propios límites hasta que las situaciones nos ponen a prueba, pero lo que si podemos constatar es el límite de esta película, bastante bajo por cierto.

Lurie construye una película con un ojo en el presente y otro en el pasado, recordando a cada momento lo que narraba el original de Peckinpah. Y ese en un gran handicap si se quiere hacer algo diferente solamente inspirado en la anterior. Si hubiera olvidado aquél y se hubiera centrado en lo que estaba haciendo, probablemente hubiera visto lo innecesario de algún personaje (como la hija del ex entrenador) o la gratuita ambigüedad sin sentido de la protagonista, sin moraleja final.

Aspectos que lastran el producto final porque el propio director no está seguro de lo que hace. De los protagonistas no mucho que decir: Mardsen correcto aunque poco creible; Bosworth fuera de lugar en muchos momentos; y un Skarsgard que no llega a dar la talla para lo que requiere el personaje. Solamente Woods mantiene el tipo, enseñando a los más jóvenes un camino que no quieren seguir.

Lo mejor para poder disfrutar la tensión que crea en algunos momentos es no haber visto el original, y pensar que uno a veces debe y puede rebelarse, aunque sin duda no sea recomendable hacerlo como lo hace el protagonista.