"El invitado" es una película frenética, con multitud de disparos y persecuciones como promete su trailer. Pero esto es prácticamente todo de lo que puede hacer gala. Está tan desatada que a veces se nos hace difícil distinguir quién es quién en cada secuencia de acción, y aunque las peleas no están mal rodadas, podrían haber sido más jugosas.

Que a Washington le van este tipo de personajes como anillo al dedo es un secreto a voces. Acostumbrado desde hace tiempo a estos roles, Denzel hace bastante también que no es aquél que rompía las taquillas con solo asomarse por la pantalla. Sus interpretaciones para estos casos son estándar, con el piloto automático sin ser esto mala señal, es solo que lo ha hecho suyo hasta el punto de hacerlo sin esforzarse. Sigue siendo un gran actor y por eso se puede permitir ciertos lujos. Lujos que no puede permitirse su compañero Reynolds, que a pesar de ser un actor bastante aseado, está lejos de alcanzar el nivel deseado. Sin embargo también tiene ese don de aparecer en un fotograma y atraer al público.

De lo que no debe sentirse especialmente orgulloso es de su guión. Limita las posibilidades constantemente, siguiendo una típica historia de espías, listas negras y agencias nacionales en entredicho. No sabe resolver sus ideas más que a tiros y violencia dejando la sutileza para otras dirigidas por orfebres de la industria, y construyendo un final nada original con moralina incluida. Una pena que la acción no esconda una historia apasionante.