Si me hubieran avisado de que viendo el trailer habría visto el 80% de las situaciones cómicas de la película, seguramente hubiera pensado que estaban exagerando, pero como visto lo visto esto era cierto, debería haber visto la película desde otro prisma.

Y es que me senté en la butaca esperando poder reír algo y me encontré con un drama en toda regla, de esos que te golpean al principio y luego lo desarrollan para darle emotividad al producto.Un drama que trata sobre ellos, y cómo la situación que desencadena la historia les afecta.

Una sucesión de momentos más bien cantados, con bastantes clichés en eso de educar a los niños sin saber muy bien cómo, y así se van pasando los bastante largos minutos del metraje. Hasta que llega el momento de decir basta, que se acaba el tiempo y todavía no hemos acabado, y es cuando todo es totalmente previsible. Si no que le pregunten a Josh Lucas.

Y el resto es historia. Historia que seguramente le contarán a la niña, aunque para entonces ella ya sabrá que sus padres se quieren, pero son unos pesados.