Dos años después de la criticada La venganza de los caídos llegó Michael Bay para tratar de solucionar los Razzie que se llevó y lo hizo colmándonos de acción a raudales, más seriedad dentro de sus límites eliminando a los gemelos, el amiguete de universidad de Sam y a su madre en menor medida. Es cierto que en esta tenemos de forma breve al irritante Ken Jeong. Pero quitándonos los problemas que pueda haber en las líneas de diálogo en los personajes, tenemos una cinta divertida, emocionante y muy entretenida pese a su extensa duración. Evidentemente si las dos anteriores se te hicieron cansinas y excesivas es normal que no puedas aguantar semejante tonelada de metal. Siempre he dicho que la manera de hacer películas de Bay es muy estilizada y lograda con mucho aire de videoclip pero igualmente teen, colorida y con un notable trabajo de fotografía siempre con su slow motion y sus planos contrapicados característicos. La saga olía a cierre y el director dijo que no haría más y así lo ha dicho ya tres veces, hasta con la quinta incluso, veremos si cumple su promesa aunque pienso que si hubiera cerrado aquí la saga pese a la sobreescritura de personajes que ha hecho en la saga, siempre disfruto y no veo ese machismo más allá de un par de planos sensuales aprovechando la esbelta figura de Rosie Huntington Whitley, que da menos vergüenza que Megan Fox donde también se aprovechó demasiado de ella en la dos, y comprendo que no continuase. En definitiva, una tercera entrega espectacular, emocionante y por momentos épica que colma con uno de los mejores clímax del cine de acción de este siglo gracias también al manejo de la acción de Bay y la fabulosa banda sonora de Steve Jablonsky. Podrá ser un guilty pleasure, pero estoy bien orgulloso de este blockbuster por muchos defectos que tenga.