Cada año por estas fechas se cumple una tradición que para cualquier cinéfilo resulta emocionante. Pixar llega a su compromiso anual con los espectadores y nos regala una pequeña joya con la que entretener a los más pequeños y deleitar a los adultos que se acercan a las pantallas de todo el mundo buscando una historia con profundidad más allá del color y la animación.

Desde hace unos años, se cumple además una ley no escrita. Y es que las mejores películas que han llegado a nuestras carteleras en los últimos tiempos llevan el sello de estos magos. Desde que viera la luz la excelente "Ratatouille", Pixar no ha hecho más que superarse y emocionarnos cada año más: "Wall-E" nos enamoró con su capacidad para remover nuestros corazones sin mediar palabra; "Up" nos regalo uno de los mejores prólogos de la historia del cine; "Toy Story 3" cerro de manera magistral una trilogía redonda, siendo la mejor película de animación que he tenido el gusto de ver en la gran pantalla.

Y este año nos llega "Cars 2". Cierto es que John Lasseter, se decidió por esta cinta teniendo en cuenta el gran tirón comercial que Rayo McQueen y compañía tienen entre los pequeños. Sin embargo, yo consideraba prescindible esta secuela. Es cierto que la primera parte resultaba tremendamente entretenida, como todo lo que las manos de Pixar tocan, pero no me parecía una historia con la suficiente profundidad. Y quizás los estudios del flexo sufran un pequeño resbalón con esta cinta por dos grandes motivos: la película tiene una trama demasiado intrincada para los más pequeños, y una historia menos profunda que en sus últimas películas con la que impactar a los adultos.

Sin embargo, no nos llevemos a engaño. "Cars 2" no es perfecta, pero si es excelente. La animación vuelve a dejarnos boquiabiertos, y a dejar a años luz de distancia al resto de estudios de animación (tan sólo "Rango" podría estar al mismo nivel). Y el guión supera con creces a la amplia mayoría de películas tanto de animación como reales, trazando un homenaje más que digno al cine de espías, y presentándonos a Matew como el arquetipo de la persona que es sacada de su hogar, y no encuentra su sitio; dando lugar a situaciones extremadamente cómicas y por momentos también emocionantes.

En fin, Pixar no tropieza, tan sólo resbala un poco en las mieles de su propio éxito. Pero estoy convencido de que el año que viene, "Brave" volverá a encogernos el corazón como sólo estos genios saben hacer.