Michael Bay puede ser muchas cosas. Los actores que trabajan con él, dicen que es una persona muy exigente y extremadamente perfeccionista. Sus detractores, le acusan de hacer un cine con poco corazón y menos cerebro. Yo, le considero un director poco arriesgado, pues hacer un cine con mucho presupuesto, muchos efectos digitales y poco argumente es, inexplicablemente, garantía de éxito en la actualidad. Sin embargo, hay dos cosas que no se pueden negar al director de "Bad Boys": la primera, su fidelidad a su estilo de cine espectáculo; la segunda, su capacidad para rodar escenas de acción.

Por ello, Transformers 3, ofrece lo que ya hacía en las dos anteriores entregas, pero más y mejor. Es de agradecer que se intenten pulir muchos de los defectos que hicieron de la segunda parte de la saga de Optimus Prime un auténtico bodrio de proporciones estelares. El humor intenta ser menos infantil, y la historia busca un poco más de complejidad tiñéndose en algunos momentos de oscurismo. Pero seamos sinceros, estamos ante un guión cargado de esteroides y tan plano que ni el sistema tridimensional le otorga fuerza. No puedo evitar hacer mención especial a la auténtica anarquía espacio-temporal que puebla el cine de Michael Bay, algo que siempre me ha resultado gracioso.

El reparto, tampoco favorece. Se prescinde de una morena sin argumentos frente a las cámaras, por una rubia...sin argumentos frente a las cámaras. La mayoría del reparto resulta sobreactuado, y los que no, no son creíbles. De hecho, la mayoría de Autobots y Decepticons, expresan más que las personas reales. Por suerte, encabeza el reparto Shia LaBeouf, que con su presencia da algo de coherencia (por llamarlo de alguna manera) a la cinta. Este actor aún tiene mucho que decir en Hollywood.

Pero si acudimos al apartado técnico, la cinta resulta una auténtica obra maestra. En primer lugar, aconsejo a los espectadores que vean la película en 3D, pues desde "Avatar", no recuerdo ninguna cinta que aproveche tan bien el sistema tridimensional. Es cierto que nos cuelan algún plano 2D disfrazado de estereoscópico, pero la triquiñuela se perdona con otros muchos momentos que nos dejan boquiabiertos. El sonido es apabullante, haciendo que nos aferremos al asiento sintiendo pánico por nuestras vidad. Los efectos digitales, son realismo puro. Y como clímax, los últimos 50 minutos de la cinta, son el mayor ejercicio de cine de acción de los últimos años. Michael Bay dirige con mano de orfebre algunos de los mejores momentos de la historia del blockbuster que se recuerdan. Simplemente espectacular.

Y es que, eso es Transformers 3: un espectáculo. Visualmente impresionante, tremendamente entretenido. Pero que en el espectador deja una sensación de vacío irremediable al acabar el metraje (excesivamente largo). Pero damas y caballeros, esto es Hollywood: el lado oscuro del espectáculo.