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Voto de Quatermain80:
7
Thriller El periodista de investigación Joseph Frady (Warren Beatty) y siete periodistas más presencian el asesinato de un candidato al Senado de los Estados Unidos. Cuando sus siete colegas mueren accidentalmente, Frady empieza a dudar de la versión oficial según la cual el autor de los crímenes es un loco que actúa en solitario. (FILMAFFINITY)
21 de marzo de 2011
42 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
En la primera mitad de la década de los setenta, Alan J. Pakula vivió su mejor momento creativo, gracias al cual hoy aún se le recuerda, dado que ya no filma películas y que las últimas que realizó no pasarán a la historia. Sin embargo, la trilogía que componen "Klute", esta "The Parallax View", y "Todos los hombres del presidente", es de una calidad incuestionable, y de una coherencia argumental destacable, pues todas tratan, de una forma u otra, de investigaciones dirigidas contra el poder oculto, que mueve los hilos desde las sombras.

En este sentido, el presente filme se enmarca dentro del género del thriller político y conspiranoico puesto en boga desde la década previa, y que en EE UU tendría a John Frankenheimer como máximo referente, con títulos clave como "Siete días de mayo" o "The Manchurian Candidate", inspiración directa de esta película, especialmente en la larga y magnífica penúltima secuencia.

Pese a sus ambiciones, mostradas ya desde el magnífico arranque, con ese espectacular asesinato rodado en la Aguja del Espacio de Seattle, el filme se resiente de algunas decisiones narrativas poco convenientes, que lastran innecesariamente el resultado global. Así, al héroe, un ubicuo periodista interpretado por Warren Beatty, le suceden todo tipo de desgracias, aventuras y peripecias que no añaden sino cierta confusión y alguna que otra incoherencia argumental. Lo cierto es que todos estos fragmentos están bien rodados, pero queda la sensación de que no eran necesarios para desarrollar el argumento principal, y que tienen como objetivo convertir al protagonista en un héroe, enfoque totalmente contrario al que empleará Pakula en su siguiente película.

Afortunadamente, el filme compensa esos fallos con las virtudes formales, que nos revelan la maestría del realizador; no sólo por la concepción de algunas secuencias como las anteriormente referidas, sino sobre todo por su dominio de la sugerencia, por su capacidad de transmitir inquietud y sospecha a través de la iluminación (excelente fotografía, de corte expresionista) y los encuadres, logrando crear un clima de tensión creciente en el espectador. Los personajes se mueven con frecuencia por grandes espacios en los que sus solitarios desplazamientos son captados con calma, sin apresuramientos, dejando que el transcurso de los segundos aumente la inquietud y la sensación de espera. Algo similar ocurre en la secuencia del último magnicidio, cadenciosa, elegante, maravillosamente montada, alternando picados y travellings.

Por último mencionar que pese a la construcción un tanto tópica del héroe protagonista, la conclusión de la película escapará de tales convenciones, dando así un buen cierre a la historia, en el que un único plano resume, no sin cierta ironía, la postura del realizador acerca del tema abordado.
Quatermain80
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