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Voto de Quatermain80:
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Bélico. Drama
Tras ser derrotados por los rusos, Kaji y los pocos hombres de su unidad que han sobrevivido emprenden una larga marcha en un intento desesperado de llegar a territorio amigo. Tras sortear no pocas dificultades, Kaji se ve obligado a rendirse y es enviado a un campo de prisioneros en Siberia. (FILMAFFINITY)
4 de enero de 2010
76 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al final, tras más de nueve horas de duración, "La condición humana" llega a su fín, y para algunos espectadores (entre los que me cuento) llega también la certeza de haber contemplado una estremecedora historia y una gran obra artística, verdaderamente digna de elogio.
En esta tercera parte asistimos a una desesperada huída hacia delante en la que Kaji, acompañado de otros soldados y refugiados ocasionales, trata de escapar de las líneas enemigas. Por el camino le acosan las situaciones habituales y terribles a las que ha acabado por acostumbrarse, como la crueldad, la iniquidad, la injusticia y la desesperación. A todas ellas se suma un descubrimiento más terrible: la propia crueldad y dureza de la que se creía incapaz. Finalmente su marcha será abortada, cayendo prisionero de los soviéticos que lo confinan en un campo de trabajo. Pero Kaji escapará nuevamente; su espíritu es demasiado libre y poderoso para ser encerrado, y quebrado físicamente será el amor incondicional que siente por su esposa el que lo aliente en un último y estremecedor esfuerzo por volver junto a ella.
El filme, en la línea de los anteriores, es una maravilla visual, con una prodigiosa fotografía en blanco y negro que realza aún más la calculada composición de los planos, algunos de los cuales parecen cuadros. Son secuencias destacadas las del bosque por el que se arrastran soldados y refugiados, al límite de sus fuerzas físicas y morales, y también la última de la película, que uno no puede ver sin emocionarse. En el guión cobra mayor importancia la voz en off, esto es, los recuerdos y la reflexión íntima, que los diálogos, tal vez porque a estas alturas de la historia todo está ya dicho, y a Kaji sólo le queda recordar a los que quiere y también los ideales que la guerra ha destruído.
Por último, me uno a aquellos usuarios que se han sorprendido del escaso eco que esta gran obra tiene; incluso en libros escritos para cinéfilos es flagrantemente ignorada y el nombre de su director despreciativamente arrinconado a un lado. Ni a la película ni a su director los encontraremos en las habituales listas de las cien mejores películas o directores. Supongo que carece de sentido buscar excesivas justificaciones, debe tratarse de la condición humana.
En esta tercera parte asistimos a una desesperada huída hacia delante en la que Kaji, acompañado de otros soldados y refugiados ocasionales, trata de escapar de las líneas enemigas. Por el camino le acosan las situaciones habituales y terribles a las que ha acabado por acostumbrarse, como la crueldad, la iniquidad, la injusticia y la desesperación. A todas ellas se suma un descubrimiento más terrible: la propia crueldad y dureza de la que se creía incapaz. Finalmente su marcha será abortada, cayendo prisionero de los soviéticos que lo confinan en un campo de trabajo. Pero Kaji escapará nuevamente; su espíritu es demasiado libre y poderoso para ser encerrado, y quebrado físicamente será el amor incondicional que siente por su esposa el que lo aliente en un último y estremecedor esfuerzo por volver junto a ella.
El filme, en la línea de los anteriores, es una maravilla visual, con una prodigiosa fotografía en blanco y negro que realza aún más la calculada composición de los planos, algunos de los cuales parecen cuadros. Son secuencias destacadas las del bosque por el que se arrastran soldados y refugiados, al límite de sus fuerzas físicas y morales, y también la última de la película, que uno no puede ver sin emocionarse. En el guión cobra mayor importancia la voz en off, esto es, los recuerdos y la reflexión íntima, que los diálogos, tal vez porque a estas alturas de la historia todo está ya dicho, y a Kaji sólo le queda recordar a los que quiere y también los ideales que la guerra ha destruído.
Por último, me uno a aquellos usuarios que se han sorprendido del escaso eco que esta gran obra tiene; incluso en libros escritos para cinéfilos es flagrantemente ignorada y el nombre de su director despreciativamente arrinconado a un lado. Ni a la película ni a su director los encontraremos en las habituales listas de las cien mejores películas o directores. Supongo que carece de sentido buscar excesivas justificaciones, debe tratarse de la condición humana.