Un documental que te obliga a ver la realidad desde otro ángulo, a entender unos hechos desde otra perspectiva. Sólo por eso merece ser visto. ¿Manipulador? ¿Para idealistas ingenuos? En absoluto. Si alguien te quiere vender la moto no apela a tu razón y sentido crítico. Nada de verborrea gratuita, lo que consigue esta grandísima película es articular un auténtico discurso: clarificar unas ideas, ordenarlas y relacionarlas, y exponerlas de la mejor manera posible para abrir el debate. Filosofía de la buena, la que han estado haciendo las personas serias desde los tiempos de Sócrates.

Su producción es modesta, pero resulta apasionante de principio a fin. Algunas imágenes (las de las Torres Gemelas, sobre todo) sobrecogen. Y algunos testimonios son tan sorprendentes que en algunos momentos creerás estar viendo un falso documental. Alguno lo encontrará espeso, será qué no tiene la costumbre de pensar o que le cuesta aceptar ideas distintas a las suyas. A ratos se desvía hacia el panfleto, pero se le perdona porque hay un propósito noble detrás.

Muy recomendable.