Este corto, es de una factura magnífica. ¿Para que quieres diálogos?. No lo necesita. Solo el poder de las imágenes ya cuenta todo... Este corto tiene ese gran poder. Una tarta velas, un niños. Una familia que viene, todo son regalos.. Pero pasa algo, se nota en el ambiente. La `poderosa fotografía de Ignacio Aguilar , ayuda mucho a construir una atmosfera ya de por si irrespirable y magnética. La música acompaña a cada compás y a cada momento. En todo momento tienes presente de que algo va a pasar. Cerezo imprime a su cortometraje un aire entre inocencia y malignidad, que surge en cada plano. Magnífico.