"América hizo de mí lo que soy". Afirma el padrino desde la penumbra, recostado en aquel sillón de cuero, con voz susurrante, con acento plácido, sereno, pero a la vez terrible. Aprendió muy bien desde pequeño, gracias a su instinto de supervivencia, que el honor y el crimen serán lo que harán prospera a su familia.
La primera parte de esta trilogía, al igual que la segunda, es el cine en estado puro. Una historia de poder y ambición a cualquier precio, no importa asesinar y extorsionar. Es el fin justificando los medios. Sí perdonas una vez estás perdido, porque te habrán perdido el respeto, y que es una familia, sí se le pierde el respeto. Hay que despreciar las leyes, quién mejor que la familia para hacer de juez y verdugo. No se pueden pedir favores si cuando tienes un problema acudes a la policía.
La primera gran escena es un compendió maravilloso de los deberes y obligaciones de la familia. Asistimos a la boda de la hija de Don Vito, con todo el folclore que ello representa, música bailes, comidas, y el desfile de gangsters disfrazados de personas normales, acudiendo en fila a la recepción del padrino, a pedirle que en tan señalado día interceda por ellos. Todo esta tratado con tal sutileza, que mas bien parece una especie de rito religioso.
La obra es grandiosa en todos los sentidos, desde el guión lleno de frases lapidarias tomadas de la novela de Mario Puzzo, hasta la magnifica banda sonora de Nino Rota que se ha convertido por derecho propio en un icono de nuestro tiempo.
El enorme plantel de actores estupendamente dirigidos por el irregular Francis Ford Coppola, capaz de lo mejor y lo peor. Especialmente destaca el enorme trabajo de Marlon Brando, en principio no era el elegido, se apostaba desde el estudio por Rod Steiger, Alec Guinness o Laurence Olivier. La elección no pudo ser mas acertada y Brando dio vida como nadie al gran patriarca con aspecto de Bulldog astuto y tranquilo... solo en apariencia. Sus gestos y movimientos denotaban toda la fuerza del poder.
Ha habido grandes películas sobre la mafia, pero sin duda la madre de todas ellas es "El Padrino". Llena de fuerza y poder, poblada de escenas esplendorosas, como la cabeza de caballo en la cama, que se ha convertido en leyenda urbana como forma de amenaza y extorsión.
Un trabajo esplendoroso, merecedor de todos los premios que recibió y que sigue plenamente vigente, ganando incluso en cada nuevo visionado.
No creo, que exista ningún buen aficionado al cine, que no la haya visto, como mínimo una vez. Porque no haber visto "El Padrino", es como no haber nacido todavía .....al menos para el cine.