Intenta ser una cinta graciosa.

Los productores y directores tendrían que saber que el espectador a día de hoy no soporta el visionado total de una película íntegra si notan que no tiene nada que contar ni consigue entretener y ve claro que de lo que realmente se trata de es de tirar de celuloide hasta donde llegue el presupuesto. Entonces se levanta y se va si no se ha quedado dormido en la butaca

Cuando de cine se trata siempre intento recordar con posterioridad alguna escena o simplemente me gusta que en un momento dado de mi realidad algo me evoque un momento de una u otra película. Si esto es así es porque los artistas han conseguido comunicar en imágenes y lenguaje cinematográfico una realidad que todos identificamos como nuestra traducida visualmente gracias al cine.

Aquí esto no pasa ni de coña

A mi los personajes que interpretan Colin Farrell y Sam Rockwell (clavado en amaneramiento a Victor Sandoval) me recuerdan a dos gays en un tira y afloja continuo y me molesta que el mundo anglosajón siga erre que erre por ese lado. Christopher Walken y Woody Harrelson, viéndolos venir y con grandes dosis de profesionalidad intentan arreglar un poco el desastre pero la película queda coja coja. Y muy floja.

Yo a la mitad he tirado la toalla porque se me ha hecho larga. No ha conseguido captar mi atención ni le he visto más sentido que el de seguir complaciéndose en jugar al equívoco en plena vorágine gay simulando que se tiene intención de entretener. Y no es más que un absurdo juego de mantener las apariencias porque sí, utilizando un despliegue de supuesto humor negro y efectos especiales. Vamos, un ejercicio de cinismo.

No se puede entender tampoco la cantidad de minutos de primer plano que se dedican a la interpretación de Sam Rockwell que no significan nada para el guión ni los exige la cinta. Únicamente se justifican si de lo que se trata es de consumir minutos

Para colmo de males resulta que las películas de gàngsters presentan una acusada misoginia pero en contrapartida están espléndidamente bien ambientadas y el que no escatimen en recursos y medios nos viene bien porque el espectáculo hace que perdonemos y disculpemos el tratamiento que de la mujer se hace en el género. Pues aquí y por cuatro duros se tira del polvo del desierto y no me da la gana pasarlo por alto. Desconozco los detalles de la producción del cine y de esta película pero todo esto tiene un tufo a ostentación de misogínia y a pufo que tira para atrás.

Sobre el tema de la inspiración en Tarantino quiero decir que todo eso empieza a estar muy visto.

Total, que al final sólo el Shih Tzu ha conseguido captar mi atención porque es una monada.

Conclusión: película para un público al que se pueda ver venir (que sea muy predecible, manejable y poco exigente)