Haz click aquí para copiar la URL
España España · Santander
Voto de Máximo:
10
Thriller. Acción. Cine negro Un grupo de ladrones roba los fondos que una rica heredera tiene depositados en un banco. Pero, durante el atraco, uno de ellos resulta herido. El cabecilla de la banda debe enfrentarse al comisario Colemane, que es uno de sus mejores amigos. (FILMAFFINITY)
15 de septiembre de 2007
65 de 71 usuarios han encontrado esta crítica útil
"Crónica negra" ("Un flic") es la última palabra de J.P. Melville, antes de fallecer, sobre el género negro y sus arquetipos, y supone su absoluta voluntad de abstracción porque, ante todo, representa la simplificación a su esencia de los tradicionales procedimientos estilísticos y retóricos. En este film crepuscular a Melville ya ni siquiera le interesa la intriga, que soluciona mediante elipsis y sobreentendidos, sino, únicamente, la peripecia y la ambigüedad en estado puro.

Todo se da ya por supuesto: la acción transita por los vacíos del relato, y la psicología y las relaciones de los personajes tampoco le preocupan al director, ya que son casi inexistentes. Los gángsteres que aquí aparecen delatan, a través de las constantes elipsis, la maniática minuciosidad con que organizan todas sus acciones; un método obsesivo para eludir el vacío y la desesperación y, en última instancia, para evitar la inactividad que conduciría a la nada. De nuevo, aparece la obsesión de Melville por la muerte; pero el círculo fatal, que reúne alrededor de esta tragedia a todos sus personajes, como siempre, se cierra una vez más y ya nadie puede escapar de él.

Si queremos comprender totalmente su estructura cinematográfica es recomendable revisar otros dos extraordinarios filmes, anteriores a éste, del mismo director ("El silencio de un hombre" y "El círculo rojo"). Todos juntos forman la gran trilogía policíaca de Jean-Pierre Melville en la recta final de su vida. Así, ahondando en su esencia, podemos observar el ritual de samurai que caracteriza a sus personajes. Los cambios de vestuario de Richard Crenna es un buen ejemplo de cómo cada uno de los gestos, que el actor realiza al vestirse para llevar a cabo el planeado golpe, se erige en el centro de atención del director, y todo el conjunto acaba formando un ballet gestual que, finalmente, por énfasis adquiere más importancia dramática, incluso, que el propio desarrollo de la secuencia posterior del atraco al banco bajo la lluvia. En referencia a la forma de vestir de sus protagonistas, J.P. Melville dijo en una ocasión: "Un hombre armado es casi un soldado, y por eso debe llevar uniforme, y le aseguro que tiene tendencia a llevar sombrero...".

La metodología transgresora, como herramienta básica en la construcción fílmica de esta crónica negra policíaca, dió origen a un nuevo lenguaje visual que, en el momento de su exhibición, no fue suficientemente apreciado y confundió a muchos expertos y cinéfilos, haciéndoles pensar en una involución profesional e ideológica del director francés al final de su carrera.

Profundas revisiones posteriores de la filmografía de este realizador galo han conducido a otras conclusiones muy diferentes que, a través de sus novedosas y acertadas críticas, demuestran todo lo contrario: la terrible genialidad simplificadora de su último film, como legado póstumo de Jean-Pierre Melville a la creación artística, y su contribución al inicio de una nueva estética cinematográfica.
Máximo
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow