El espejo de Andrei Tarkovsky, es una cinta autobiográfica de drama familiar. Dirigida con un ritmo lento pero majestuoso, realiza un film bastante confuso e incomprensible sobre su propia vida, pero cargado de detalles cinematográficos brillantes.
Musicalmente es pareja a Solaris, ya que se encarga el mismo músico Eduard Nikolay Artemiev, haciéndola magnética y penetrante. Al igual que la fotografía naturalista, en ocasiones color sepia y el resto en blanco y negro, filmando con acierto los diferentes elementos naturales (viento, fuego, agua, tierra) representando los diferentes estados de ánimos de la protagonista en el film Margarita Terekhova.
Los planos y movimientos de cámara son usados con inteligencia en este film, con planos subjetivos y secundarios para dar realismo y dramatismo, con algunas escenas con cámara ralentizada, y otras escenas con imágenes reales de archivo de algunas guerras de la época en que se basa el film.
Uno de los puntos fuertes que tiene, es la narrativa, que es en parte poética, tanto visual como sonora, con poemas recitados por el padre del director Arseni Tarkovski. Y también son destacables los sonidos cotidianos, bien expresados, inquietantes e intensos y las actuaciones que aún siendo frías, tienen gran calado psicológico.
Por lo que, en conclusión, aún siendo un film de excepcional técnica cinematográfica, tiene un guión autobiográfico complicado, confuso e incomprensible, y desde luego no es recomendable para personas que no les gusten los dramas extremadamente profundos y abstractos, y por supuesto las obras del director en estado puro y emotivo.