Antes del anochecer de Richard Linklater, es la tercera parte de lo que de momento es una gran trilogía digna de elogio. Está dirigida con un ritmo parejo a las anteriores, detalle que la convierte en espléndida, y además en esta ocasión, cuenta con alguna interpretación aparte de los protagonistas, y vuelve a dejar un final abierto para continuar la historia.
El guión, escrito esta vez no solo por el director sino también por los protagonistas, es el más real hasta el momento, usado inteligentemente para dar constancia de que los protagonistas no son ya, ni veinteañeros ni treintañeros, sino personas adultas con problemas reales y comunes.
Las actuaciones una vez más, con gran química, auténticas y creíbles en todo momento, como si fueran pareja de verdad y conectando con el público por varios motivos. Con diálogos cotidianos, espontáneos e incluso ingeniosos para arrancar alguna que otra risa por peleas de pareja.
Destacar también, una gran fotografía evocadora a Grecia y su Peloponeso, bella y luminosa para ser acompañada por una música en todo momento, que es tocada por Celine, al final de la segunda parte Antes del Atardecer, por lo que traerá recuerdos gratos a los espectadores.
Por lo que, sin duda, es de visión obligada para todos aquellos que quedaron cautivados por sus predecesoras. Ya que, aunque desde mi punto de vista le falta un hervor para llegar al nivel de las anteriores, sino manteniendo vigente la atmósfera y el estilo que tanto su director como los protagonistas se esmeran en todo momento por demostrar.