El gran Lebowski de los hermanos Coen, es una comedia negra inteligente y única, considerada ampliamente un film de culto. Dirigida con un ritmo tranquilo y pausado, es algo enredada y liosa por el gran número de personajes que trabajan en ella, además no tiene mucha coherencia aunque esa es la verdadera naturaleza del film. Y esta realizada de modo peculiar y distinto, siendo una obra personal y subjetiva por su humor asombroso y magnífico, y está definida de modo único, inolvidable y esencial en su filmografía.
La fotografía es original, vistosa y estimulante, con imágenes excitantes y cautivadoras por su humor desconcertante, y por estar llena de matices que tan solo directores como ellos saben meter con elegancia en un film. Y la música, es variada y sensacional, con sonidos hipnóticos e intrigantes que dan emoción y ritmo a una cinta sin igual. La cual tiene unos efectos visuales y de sonido competentes, idóneos y maravillosos por su gran imaginación.
Las actuaciones, son auténticas, genuinas e hilarantes. Con Jeff Bridges fascinador y cautivador en un personaje enorme e inolvidable, John Goodman psicológicamente inestable como veterano de Vietnam, Julianne Moore cumplidora e íntegra en un extraño papel, y Steve Buscemi estupendo en una labor ignorada por todos los personajes. Destacando también las oportunas interpretaciones de John Turturro que está inconmensurable en su aparición estelar, Philip Seymour Hoffman, David Huddleston, Sam Elliott espectacular en su narrativa, Tara Reid, Ben Gazzara y Peter Stormare. Los cuales llevan unos vestuarios y caracterizaciones estéticamente sugerentes y elaborados con humor, dando a entender como es la extravagante personalidad de cada uno de ellos.
El guion, escrito por los mismos Coen, es insólito, original e hilarante, por ser rebuscado e incomprensible fuera de la mente de los singulares protagonistas. Pero precisamente es lo absurdo y disparado de él, lo que la convierte en una obra irresistible y arrolladora. Empleando una narrativa perfecta, inigualable y discordante, que es absurda pero llena de un humor que se basa en el poco sentido hablado con propiedad, con una voz en off acogedora de uno de los personajes que parece no tener nada en común con la acción, siendo tan solo un mero espectador y admirador de ella.
Para finalizar, cabe destacar los diálogos ingeniosos, excéntricos y raros de unos protagonistas estrafalarios que desconciertan por no tener mucho sentido. Y unos planos y movimientos de cámara en una gran y asombrosa labor técnica que se basa en lo distinto, imaginativo y subjetivo, para dar más valor si cabe a lo insólito y descabellado, llevado a cabo con estilo, profesionalidad y acierto.
En conclusión, la considero una obra inmortal e insustituible, por ser inaudita y maravillosa, magistral y entretenida, así como uno de los films más reconocidos y respectados de los Coen. Recomendable por su singular dirección y montaje, guion original, atrayentes interpretaciones, música variada, vestuarios y caracterizaciones alusivos y diálogos cómicos que convierten a El gran Lewoski, en algo distinto y singular, que es totalmente recomendable para sus seguidores y buscadores de cintas de auténtico y puro humor negro.