Los verdugos también mueren de Fritz Lang es un thriller de intriga basado en unos hechos reales que ocurrieron en Checoslovaquia en la segunda guerra mundial, cuando un médico de la resistencia atentó contra la vida de Reinhard Heydrich apodado el verdugo. Dirigida con un ritmo enérgico y con un estilo que siendo fiel a la realidad tiene claros detalles cinematográficos del director, es una obra atractiva y absorbente que mantiene al público absorto de principio a fin con una historia asfixiante, añadiendo tensión al ser en todo momento el público partícipe de que todo lo que expone en ella fue real y ocurrió tan solo un año antes del estreno del film.
La fotografía en blanco y negro es evocadora al estar repleta de detalles que te transportan al momento y lugar en cuestión, logrando una labor agraciada y sombría al hacer gran uso de los claroscuros como es habitual en los films de este director. La música es melódica y usada en escasas ocasiones, tan solo al principio y al final del film para no desviar la atención del espectador, logrando un trabajo insidioso para estimular y preparar al público para la trama. Los planos y movimientos de cámara consuman una excelente labor técnica a través del uso del avanti, retroceso, reconocimiento, generales, circulares, cámara en mano, subjetivos, plano-contraplanos y seguimiento dinámicos que dan cierta velocidad al film.
Las actuaciones son profundas y admirables del primero al último. Como protagonistas Brian Donlevy está contundente e íntegro en su labor, Anna Lee está sensible y sincera en su tarea y Walter Brennan está firme y convincente en su papel, siendo notables los acompañamientos de Gene Lockhart, Dennis O´Keefe, Alexander Granach y Margaret Wycherly. La dirección artística emplea para estos unos vestuarios y caracterizaciones alusivos a los habitantes según su clase social, variando de elegantes por un lado a humildes por otro, además de los acertados trajes militares nazis que junto con los oportunos decorados cumplen con una buena labor.
El guion, escrito por el director junto con Bertolt Brecht y John Wexley, es un thriller dramático basado en unos hechos reales en la misma época en que se filmó la película y mantiene al público todo el rato pegado al asiento eficazmente al ser un film en el que es evidente el talento narrativo y cinematográfico de Fritz Lang. El cual, esculpe uno de sus mejores y más valientes cintas por sacar a la palestra una triste realidad que ocurrió en Europa por culpa de Alemania, lugar donde el mismo director rodó muchos films años antes. Esto se lleva a cabo con una narrativa escrita con voz en off explicativa al principio para situar al público en el contexto histórico, siendo el resto conspiradora en un trabajo clásico impecable. Cabe destacar también, el montaje lineal y seguido pero con algunos detalles originales que la vuelven una operación creativa.
En conclusión, la considero una obra imperecedera e indispensable en la filmografía del director por lo que ofrece y por mostrar unos hechos reales que mantienen con la conocida habilidad del director al público absorto, concluyendo un magnífico film que no deja nada al azar y que cautivará a los seguidores del director y cinéfilos clásicos más exigentes. Recomendable por su dirección, guion, actuaciones, fotografía, montaje, planos, movimientos de cámara, vestuarios y narrativa que hacen de Los verdugos también mueren, un film soberbio de principio a fin que es de visión obligada para cualquier cinéfilo con buen gusto cinematográfico.