Scarface, el terror del Hampa de Howard Hawks y Richard Rosson, es un thriller de cine negro basado en la mafia de finales de los años 20. Dirigida con un ritmo trepidante, es arriesgada y atrevida por el tema que trata en la época en que se rodó, ya que era en pleno apogeo de la mafia, y realiza un enorme trabajo, con definición asombrosa, impecable y soberbia.
La fotografía en blanco y negro, está estéticamente trabajada al detalle, con imágenes estimulantes, impactantes y cautivadoras por su violencia. Los vestuarios y caracterizaciones son alusivos en todo momento a los gánsters, elegantes, distinguidos e impolutos, marcando bien el estereotipo. Y unos efectos visuales eficientes y competentes para la época, e idóneos y cualificados en su exaltación de la agresividad y la violencia.
Las actuaciones, son excelentes, increíbles y sobresalientes. Con Paul Muni auténtico y genuino, carismático y con personalidad en un papel violento para el que parecía haber nacido para realizar, Ann Dvorak atractiva, seductora y persuasiva, George Raft acertado e intachable en su acompañamiento al principal, y boris Karloff íntegro y remarcable. Usando típicos diálogos de gánsters, irónicos y sarcásticos, ácidos y agudos.
El guion, es violento y agresivo en líneas generales, además de interesante y arrebatador. Argumentado de forma provocadora y belicosa para el espectador, el cual, siente que asiste a una obra absorbente y penetrante, con resultado excelente y soberbio, ya que resulta amenazadora teniendo en cuenta que está basada en hechos reales.
En conclusión, la considero una obra indispensable e imperecedera, fantástica y clamorosa, no solo en el cine negro o de mafias, sino en el séptimo arte en general. Recomendable por ser apasionante, implacable y arrolladora para los amantes del género, y desde luego de visión obligada para los más cinéfilos. Por ser un referente de las películas de mafias, y por tener base sobre hechos reales que acontecieron en esos días, cambiando para siempre la imagen que tenía la población hacia el hampa, que hasta el momento eran considerados como "rebeldes" sociales.