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Voto de Arion:
7
7,1
55.686
Thriller. Drama
Trevor Reznik, un empleado de una fábrica, padece desde hace un año un grave problema de insomnio, un mal que él oculta y que le provoca terribles alucinaciones. Debido a la fatiga se ha deteriorado tanto su salud física como su salud mental. Repelidos por su aspecto físico, sus compañeros de trabajo primero le evitan, y después se volverán contra él cuando uno de ellos pierde un brazo en un accidente en el que Trevor se ve involucrado. (FILMAFFINITY) [+]
29 de agosto de 2021
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
El maquinista es una película distinta, un thriller psicológico que te atrapa y te consume mientras piensas qué le puede estar ocurriendo al misterioso protagonista encarnado por un magistral Christian Bale.
Antes de entrar a comentar mi punto de vista, debo decir que la dirección es excepcional, Brad Anderson consigue a la perfección una atmósfera opresiva y asfixiante que conecta al espectador con el personaje principal de la cinta haciéndole compartir el sufrimiento del maquinista. Acompaña también la banda sonora.
Del guión tampoco tengo nada que objetar. Paso a spoiler, si no has visto la película y estás leyendo esto, ve a verla porque es de las mejores películas "españolas" que recuerdo haber visto.
Antes de entrar a comentar mi punto de vista, debo decir que la dirección es excepcional, Brad Anderson consigue a la perfección una atmósfera opresiva y asfixiante que conecta al espectador con el personaje principal de la cinta haciéndole compartir el sufrimiento del maquinista. Acompaña también la banda sonora.
Del guión tampoco tengo nada que objetar. Paso a spoiler, si no has visto la película y estás leyendo esto, ve a verla porque es de las mejores películas "españolas" que recuerdo haber visto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La intriga se iba apoderando de mí a medida que avanzaba la película. Yo observaba detalles, por ejemplo ese reloj que avanzaba y retrocedía constantemente, pero no me decían nada. Los detalles que sí me decían algo más eran otros, como por ejemplo, el encuentro de Trevor con su "alter ego" en el bar, en el que el personaje representado por Christan Bale pide una copa, y su "alter ego" dice algo así como: "que sean dos". Pero la conversación prosigue y la copa nunca llega. Estaba claro que Iván no existía, no era una conspiración ni una venganza. Si os fijáis, cuando Trevor persigue a Iván por el túnel y memoriza la matrícula del coche de este último, en un plano posterior se puede ver que la matrícula de la camioneta de Trevor es la misma, pero al revés.
Luego aparecen más detalles como las botas de Iván en casa de la prostituta, hasta que se revela el final de una forma ingeniosa: Iván no es un simple alter ego, es el remordimiento, ese del que no te puedes deshacer tan fácilmente. Ese que no te deja dormir.
La bifurcación de las alcantarillas, igual que la del parque de atracciones representa que Trevor no tiene más remedio que ir al infierno. No puede ir al cielo, en las alcantarillas hay alguien por el camino luminoso y en la atracción de la feria no puede escoger la otra ruta. Es el camino que han determinado sus actos y sólo se puede librar confesando su gran pecado.
Es brillante la forma en la que se conectan las pistas que se han ido dejando a lo largo del largometraje con la explicación final, mostrando cómo esos pequeños detalles presentes durante el atropello quedaron marcados en la memoria del protagonista, siendo parte de su tormento.
He leído alguna critica que interpreta el final como el cielo, yo no lo creo. Tras volver a comisaría, confiesa el asesinato que cometió, no denuncia por segunda vez el falso atropello que maquinó. Denuncia un atropello y fuga, su propio atropello, su propia fuga. Ya ha confesado, ya ha purgado.
Es entonces encerrado en una celda blanca, que representa la purificación. Ya está en la cárcel, en el lugar que debería. Ya está pagando por sus actos, expiando sus pecados... Ya puede dormir, Iván no volverá. El maquinista ya puede ir al cielo.
Luego aparecen más detalles como las botas de Iván en casa de la prostituta, hasta que se revela el final de una forma ingeniosa: Iván no es un simple alter ego, es el remordimiento, ese del que no te puedes deshacer tan fácilmente. Ese que no te deja dormir.
La bifurcación de las alcantarillas, igual que la del parque de atracciones representa que Trevor no tiene más remedio que ir al infierno. No puede ir al cielo, en las alcantarillas hay alguien por el camino luminoso y en la atracción de la feria no puede escoger la otra ruta. Es el camino que han determinado sus actos y sólo se puede librar confesando su gran pecado.
Es brillante la forma en la que se conectan las pistas que se han ido dejando a lo largo del largometraje con la explicación final, mostrando cómo esos pequeños detalles presentes durante el atropello quedaron marcados en la memoria del protagonista, siendo parte de su tormento.
He leído alguna critica que interpreta el final como el cielo, yo no lo creo. Tras volver a comisaría, confiesa el asesinato que cometió, no denuncia por segunda vez el falso atropello que maquinó. Denuncia un atropello y fuga, su propio atropello, su propia fuga. Ya ha confesado, ya ha purgado.
Es entonces encerrado en una celda blanca, que representa la purificación. Ya está en la cárcel, en el lugar que debería. Ya está pagando por sus actos, expiando sus pecados... Ya puede dormir, Iván no volverá. El maquinista ya puede ir al cielo.