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España España · Córdoba
Voto de ruanorosa:
9
Drama Los Klingenfeldt, una familia de la alta burguesía danesa, se disponen a celebrar el sesenta cumpleaños del patriarca, un hombre de trayectoria y reputación intachable. Sin embargo, sus tres hijos, aunque muy diferentes entre sí, están dispuestos a aprovechar la ocasión para sacar a relucir los trapos sucios de la familia. (FILMAFFINITY)
26 de septiembre de 2010
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película de diez que pierde algo por la adhesión radical al movimiento. Es cierto que es ese mismo movimiento el que le aporta elementos diferenciadores y la hace tan especial, pero las deficiencias técnicas, el quiero y no puedo, se me antojan más una excentricidad chauvinista, que redunda negativamente en la película, que un ideario coherente que cumpla una función real.
Me explico. La cámara en mano es perfecta, pues se acerca hasta límites insospechados, nos da una visión muy convincente de lo que cuenta. No entiendo sin embargo, las restricciones que se imponen al uso de trípodes, pértigas o similares: en Festen hay varias escenas que pretenden imitar el efecto (la de la bañera, por ejemplo), y que deben haberse rodado poniendo en riesgo la vida del operador de cámara; por no contar aquellos ángulos imposibles, o inmovilidades muy logradas, tanto que parecen obtenidas con la cámara fija. Me parece un absurdo gasto de energía imponerte unas restricciones sólo para más tarde tratar de saltártelas e intentar lograr un efecto que sería más sencillo con los elementos apropiados. ¿Qué no podemos fijar la cámara a una grúa porque se debe filmar cámara en mano? Fijamos al operador y asunto resuelto. O eso, o lo lanzamos por los aires. Que él elija.
La luz es otro punto flaco en esto del dogna. Como en el caso de la cámara, usar luz natural modela el ámbito de una forma peculiar que funciona especialmente bien en este caso. Ahora bien, el uso de la luz ambiente motivado por un afán de naturalizar la escena, de lograr recrear el entorno tal y como está siendo observado por los personajes, requiere de luz artificial, pues nuestro ojo capta mucha más luz que una cámara, y lo que para nosotros es relativamente visible (un anochecer en el bosque, una cena a la luz de las velas) para una cámara convencional se torna un pastiche de grises y negros difícil de dilucidar.
A parte de esto, la ausencia de música y la inmediatez resultante del “aquí y ahora”, se conjugan perfectamente para crear una delicia mordaz y algo surrealista, que cambiará tu visión de las fiestas para siempre.
ruanorosa
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