La vuelta televisiva de Sarah Michelle Gellar deja las pretensiones iniciales en un producto olvidable y condenado únicamente para fans. Y la historia daba para más con esas dos gemelas con nombres que van de lo vulgar a lo fashion. Mientras que Bridget es una drogadicta y stripper que ha tocado fondo y cuya única salvación es declarar contra un mafioso que la quiere muerta (mató a su hermano por mucho menos…) nos encontramos con la sofisticada Siobhan, su hermana gemela ‘felizmente’ casada con un hombre poderoso y que tiene todo en la vida. Bridget escapa del FBI y se refugia en casa de Siobhan… que presuntamente se suicida, teniendo que asumir Bridget la identidad de su hermana. ¡Qué fuerte tía!

Al ver los dos primeros episodios y al descubrir que obviamente la auténtica Siobhan tiene un maquiavélico plan en todo esto a uno le puede venir al mente Hitchcock acentuándolo con detalles que van de un muerto en un baúl durante una fiesta (“La soga”), al juego de espejos e identidades… Pero toda esa pirotecnia queda en un juego y fuego netamente artificial, con una Sarah Michelle Gellar muy limitada de cara a la interpretación que se merece ese complicado doble papel. Y esa artificialidad queda muy evidente con cromas de sitcom y, sobre todo, cuando al relucir sus intenciones hitchcockianas otras personas te descubren, con toda la razón, que lo que “Ringer” realmente homenajea y/o imita es un culebrón de gemela buena y gemela mala en toda su amplitud. Todo el mundo estará de acuerdo que esa tendencia a la superficialidad no le ayuda. No hay riesgo salvo la vestimenta y el peinado para lucir en una fiesta…

Ese duelo psicológico entre hermanas está resuelto con situaciones típico-tópicas que la acercan peligrosamente a lo peor de “Melrose Place” o “Sensación de Vivir”. Mucho zapato de Bergdorf Goodman pero poco cerebro. Mucho espejo y, en definitiva, mucha pose. Sarah Michelle Gellar se merece dos Emmy (uno por cada complicado papel) pero para golpearla la cabeza y que busque mejores proyectos, claro. Aunque la cadena donde se emite está contenta con los datos de audiencia sabe a poco para el regreso catódico de Buffy. «Los errores no son una tragedia» pero en esta serie pueden convertirse en un castigo con la terrible palabra que acompaña a toda serie… ‘cancelada’.