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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
3
Ciencia ficción. Fantástico. Acción Desde Krypton, un lejano planeta muy avanzado tecnológicamente, un bebé es enviado en una cápsula a través del espacio a la Tierra para que viva entre los humanos. Educado en una granja en Kansas en los valores de sus padres adoptivos, Martha (Diane Lane) y Jonathan Kent (Kevin Costner), el joven Clark Kent (Henry Cavill) comienza desde niño a desarrollar poderes sobrehumanos, y al llegar a la edad adulta llega a la conclusión de que ... [+]
22 de junio de 2013
235 de 392 usuarios han encontrado esta crítica útil
—De acuerdo, no llevas los calzones por fuera pero luces una 'S' en el pecho…
—No es una 'S', en mi planeta significa...
—¿¡tróSpido!?
—No, significa $ de $uelta la pa$ta... Y ahora, agáchate.
—Perdona, ¿eso no lo has copiagggggggggddddddddddaaaaahhgggoooo...?


Si me preguntan que defina esta película con dos palabras diría ‘fuegos artificiales’. “El hombre de acero” queda resumida en casi dos horas y media de la pirotecnia del mainstream del Siglo XXI: un carísimo cúmulo (y culminación) de llamas, explosivas chispas y humos con olor a pólvora industrial para que los aldeanos alcen la vista y abran la boca como gilipollas muñecas hinchables mientras eructan una y otra vez un soniquete en forma de «oohh». Sí, estamos en verano y nos tocan las fiestas de pueblo, los cubatas de garrafa y la jarrita congelada de cerveza en una terracita. Por supuesto, que no falte el cine y los fuegos artificiales para celebrar las festividades. ¡Y Zack Snyder hace un 2x1, oigan! Ole, ole y ole, ¡qué E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R! ¡Ole, ole y ole, eres una ‘monstrua’ de película!

Ea, ea, ea… el cine comercial es una aldea…

Vergüenza ajena me provoca muchas veces la decisión del gran público designando sus nuevos ‘iconos’ cinematográficos… con fecha de caducidad cuasi-inmediata hasta que llega el nuevo pepinazo de cartelera un par de semanas después. Enamoramiento de dos días, vamos. A ese público mayoritario ya les considero zombis y precisamente aquí coincide un elemento que utilizaba George A. Romero en la infravalorada “La tierra de los muertos vivientes”. En dicha película los peligrosos e insaciables muertos vivientes eran sedados, paralizados y finalmente idiotizados con fuegos artificiales. Les llamaban flores de cementerio… y precisamente en necrópolis quedaba convertida una sala de cine en el arranque de “Holy Motors” con los espectadores (eternamente) dormidos y amansados en un coma inducido por las cadenas del orden y lo predecible. Las formulas del mainstream siempre han sido mecanismos de copia y reproducción; si “The Avengers” y “El caballero oscuro” fueron cúspides del entretenimiento para masas, las copias no se han hecho esperar. De la primera ha querido continuar la estela la taquillera “Iron Man 3” y de la segunda se ha querido imponer la oscuridad nolanista, tan conscientemente utilizada en “Skyfall”, en el reboot de Superman tras la fallida (a niveles de público, crítica y sobre todo taquilla internacional) “Superman Returns: El regreso”. Precisamente una secuencia del filme de Bryan Singer deja en paños menores todo el entramado romántico de “El hombre de acero”: la agraciada (y agradecida) escena en la que Clark Kent observaba cómo su amada Lois Lane subía en ascensor hacia los cielos…

El hierro y acero han quedados reducidos a mantequilla sobre palomitas al ‘Lorenzo’ veraniego: ejercicios de autocomplacencia donde no importa prostituir a los personajes o ser infiel con fines comerciales a los mismos. El filme de Zack Snyder vuelve a ser prueba de ello reinventado al superhéroe y destruyendo cualquier mecanismo dramático: adiós kriptonita, adiós Smallville, adiós al misterio con Lois Lane. ¿Y las primeras impresiones? Realmente estamos ante un calculado engaño (y anzuelo) mercantil; tal y como indicó Rene Rodriguez del Miami Herald nos vendieron en los teasers y trailers un Superman por Terrence Malick y finalmente todo ha quedado empapado por el efectismo (digital) de Michael Bay con guiños para asentar la secuela con Lex Luthor como villano y una futurible película con La Liga de la Justicia.

Por mucho Platón que se cite y la vida/resurrección de Jesucrisito a sus 33 años se meta entre líneas nos encontramos ante una revisión de Goku atrapado en “Independence Day” y “Matrix Revolutions”. Siendo muy generoso, “El hombre de acero” es un reboot de Clark Kent; el resto provoca vergüenza ajena… con esos besos con la parienta entre pantalla y pantalla del videojuego y la trospidez del atractivo del nuevo macho alfa del cine de superhéroes. Sí, es E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R nos repetirán los enamorados fan-boys como único adjetivo de su vocabulario durante los quince días de romance veraniego. Sí, “Man of Steel” es E-S-P-E-C-T-A-C-U-L-A-R… como unos fuegos artificiales de 200 millones de dólares. Pero también esconde la intrascendencia del artificio, la solemnidad de la nada envuelta en sofisticado diseño y el soliloquio de contar billetes y el efectismo de la comercialidad. ¿‘S’ de Esperanza? Perdona, ‘$’ de Dólar... Ya no hay hueco ni lugar para el cine, para el arte de contar historias. Todo ha quedado reducido a fuegos artificiales para contentar a propios y extraños, para que sucumba cualquier ser que ha sido zombificado por la habilidad de enmascarar de empacho digital la misma historia de siempre. Bienvenidos al nuevo lugar del cine comercial porque ea, ea, ea… el mainstream ya es una aldea. Y, por favor, no se olviden de alzar el cuello y abrir la boca para soltar su orgásmico «oohh».
Maldito Bastardo
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