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Estados Unidos Estados Unidos · Raccoon City
Voto de Maldito Bastardo:
4
Drama Cecil Gaines (Forest Whitaker) fue mayordomo jefe de la Casa Blanca durante el mandato de ocho presidentes (1952-1986), lo que le permitió ser testigo directo de la historia política y racial de los Estados Unidos. (FILMAFFINITY)
22 de diciembre de 2013
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me parece curioso que “El mayordomo (The Butler)” hable sobre Sidney Poitier, a modo de esa idealización y fantasía del hombre blanco sobre cómo debería ser el hombre negro, cuando Lee Daniels —habitual provocador de amor y odio a partes iguales— ha embellecido hasta la nausea el viaje de su protagonista para mostrar la evolución de la segregación racial en el Siglo XX y principios del Siglo XXI con la llegada de Barack Obama a la Casa Blanca con final ¿feliz? de un cuento familiar. Aunque más que el emperifollado académico con todos los trucos bien aprendidos de “Precious” —2 estatuillas de 6 nominaciones en los Oscars de 2009— se ha asociado correctamente con Weinstein (& Company) y marcado con su propio nombre el título como única composición autoral de una película que es simple suma de clichés y placas conmemorativas. Si las desventuras de Clareece ‘Precious’ Jones nos remitían a “Dos mujeres” de Vittorio de Sica —y su memorable reinterpretación con el perfecto «Mange, mange... Mange puttana»—, en “El mayordomo” somos condesados al influjo de Poitier en el Hollywood (de alfombra roja) de los años 60 como parte de la maquinaria de la integración social de una de las principales industrias del país, que ahora da la impresión de cumplir una cuota tanto de mercado como de premios para este tipo de producciones que van de negro pero que resultan ¿tan-tan blancas como el algodón? A Daniels, no obstante, le faltó dedicar unas palabras finales a sus haters del tipo «Mange, mange... Mange puttana» a modo de sal de frutas o agradecido laxante para evacuar rápidamente todo lo visto en su última premeditada y pretendida obra ¿maestra?

Se agradece que una película deje claramente sus intenciones en sus primeros cinco minutos y que el discurso de “El mayordomo” nos narre el viaje vital desde un campo de algodón en 1926 en Macon (Georgia) hacia el mismísimo despacho Oval de la Casa Blanca partiendo de una cita de Martin Luther King: «La oscuridad no puede expulsar a la oscuridad, sólo la luz puede hacer eso». Y Lee Daniels sabe, al parecer, aquello que es un buen puñado de oscuridad: violación, asesinato, locura y un niño como motor del cambio y futuro. Que Cecil Gaines sirva a siete presidentes de Estados Unidos o que su historia esté inspirada (desconocemos el porcentaje de veracidad) en la vida Eugene Allen poco debe importar en ese juego de pelucas y cosmética que acaba siendo en sí mismo mero maquillaje. Que Lafayette Reynolds de “True Blood” se convierta en Martin Luther King, Jr., que Alan Rickman y Jane Fonda jueguen a ser Ronald y Nancy Reagan, que John Cusack sea Richard Nixon y mienta en la cara de los protagonistas, o que James Marsden sea Kennedy así como Robin Williams se meta en la piel de Eisenhower no deja de ser parte del espacio cómico… Sobre todo cuando Obama es Obama, aunque, eso sí y ya puestos, ¿por qué no hubiera sido interpretado por Will Smith? ¿Y por qué no Jaden Smith con kilos de maquillaje? Los 50 años de historia evidencian la escalada social hacia la igualdad de los afroamericanos y nos recuerdan como colofón el síndrome pre-electoral del primer mandato de Obama y el mítico «Yes We Can» como elemento disonante (e incluso irónico y socarrón) desde nuestra perspectiva presente.

Que desean removernos las entrañas con el asesinato de Martin Luther King Jr. y John F. Kennedy es evidente pero aquí Daniels muestra sus mejores armas para salir de la tangente emocional dentro del sobrepeso dramático de su obra. Pudiéramos ceñirnos a que se trata de una dramatización en su sentido práctico y no un documental, pero el director de “El chico del periódico” utiliza resortes e instantáneas sacadas de hemeroteca para respaldar la maniobra emocional. Da lo mismo, cualquier crítica aquí queda simplificada a su éxito comercial: ¡EEUU ama a “El mayordomo” de Lee Daniels y, por supuesto, a Oprah! ¡Oprah for the Oscar! «Yes We Can» Sí, nos toca mangiare... ¿y callarnos también como puttanas?
Maldito Bastardo
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