Cuatro años de espera para poder ver la segunda parte de la adaptación de Guillermo del Toro del personaje plasmado en viñetas por Mike Mignola. Obviamente hablar de una superproducción es hablar de medios y espectacularidad, aunque aquí llega un momento en lo que no se sabe lo que es efecto digital, maquillaje o personaje real.
“Hellboy 2: El ejército dorado” es pura ingeniería visual y fantasiosa imaginación plástica del director de “El Laberinto del Fauno”. La atmósfera que se consigue aquí es sorprendente y merecedora de ver el filme, como el aluvión de referencias que pueden ir desde “La novia de Frankenstein”, “Alien”, “Scarface”, “El hombre lobo” hasta “Shoot 'Em Up” en la secuencia del bebé.

Existe un halo de auto ironía en el papel de ese humano ser-procedente-del-infierno-superhéroe y todo lo que comprende una fogosa relación. También la responsabilidad de un futuro padre (nos lo desvela Abe en las primeras secuencias) de ese diablo carismático, inocente y ocurrente que resulta completamente alternativo en un mundo predominado por lo previsible, políticamente correcto y estandarizado en los límites culturales y físicos.

Trepidante de principio a fin y brillantemente construida en muros visuales imponentes “Hellboy 2: El ejército dorado” es nuevamente una película que pese a no deslumbra por seguir planteamientos narrativos mil y una veces vistos supone una nueva ración de entretenimiento inteligente y, sí, con un canto y leve susurro hacía la diferencia.