Mucho se ha hablado sobre el texto de Jacques Rivette en Cahiers du Cinéma acerca de «El travelling de Kapo» de Gillo Pontecorvo. La ‘abyección’ en “Aquel no era yo” me parece proporcional a los aplausos del público en Semana Del Cortometraje de la Comunidad de Madrid 2012. ¡Gracias por hacerme sentir como Carlos Boyero! ¡Gracias!

Todo apuntó desde ese momento a que sería uno de los cortometrajes más celebrados del año —Yoya al Mejor(C)orto— pero, por el contrario, me siento tiroteado por cada una de sus proposiciones narrativas y formales. El cortometraje de Esteban Crespo, con mejor acabado en sus efectos visuales y acción que una superproducción patria como “Torrente 4”, es un buen punto de debate sobre la manipulación emocional y los recursos técnicos estilizados sobre el efectismo. Se nos muestran declaraciones, que señalan claramente el final e inhabilitan la sorpresa en la narración desde ese punto, ante una audiencia (multirracial y social) para simbolizar y conducir las propias reacciones del espectador. Se asesina y se viola después de disparar y, en definitiva, se muestra una realidad que queda desacreditada, en mi opinión, por toda su abyección pirotécnica y sentimental entre un gran absurdo que deja a “Diamante de sangre” de Edward Zwick y al corto de Mehdi Charef para “Todos los niños invisibles” como episodios de “Dora la exploradora”.


P.D.: A nadie le puede extrañar que en el mismo año en que se ha venerado el espíritu de Telecinco en “Lo imposible” se premie un (C)orto tan sensacionalista como “Aquel no era yo”.


Tal vez aquel ser sentado e incapaz de aplaudir algo que le desagradó tanto no era yo. ¿Estaba poseído por Carlos Boyero? ¡Gracias! ¿Gracias?