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Fantástico. Aventuras. Acción
"El Hobbit: La Desolación de Smaug" continua la aventura de Bilbo Bolsón en su viaje con el mago Gandalf y trece enanos liderados por Thorin Escudo de Roble en una búsqueda épica para reclamar el reino enano de Erebor. En su camino toparán con multitud de peligros y harán frente al temible dragón Smaug. (FILMAFFINITY)
16 de diciembre de 2013
183 de 231 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el fondo, esto tenía que pasar tarde o temprano. La estupidización de las masas embrutecidas por la industria audiovisual (con la del videojuego a la cabeza) no podía dejar de imprimir su huella en el cine fantástico de Peter Jackson. La trilogía del Anillo comenzó a prepararse en 1997, desde lo que ha llovido muchísimo; por ejemplo, sólo unos pocos utilizaban Internet en España por aquella época; los teléfonos móviles ni siquiera podían soñar con acceder a la red; la videoconsola Playstation tan sólo tenía un par de años de existencia; aún no existía Windows 98. La industria del cine estaba desperezándose de la estúpida década de los ochenta, asimilando lo mejor que había producido la década de los noventa, y desarrollando unos efectos visuales lo suficientemente potentes para apoyar la historia de Tolkien pero no tanto como para que la eclipsaran.
La situación ha cambiado.
"La Desolación de Smaug" está infestada de escenas de acción absurdamente largas, de frases épicas y grandilocuentes, de personajes generados innecesariamente por ordenador, de supuestos cameos que se convierten en coprotagonismos y de escenas inventadas que sólo introducen violencia y efectos digitales. Dos horas y media frenéticas e impactantes no se sostienen, pues el relato original de Tolkien no da para tanto. "El Hobbit", a diferencia de "El Señor de los Anillos", no es una historia épica y definitiva de la lucha del Bien contra el Mal, sino muy al contrario una historieta de aventuras destinada a entretener. Por mucho que Howard Shore remarque cada frase con acordes majestuosos, por mucho que Peter Jackson convierta cada movimiento y cada frase de los personajes en un momento único y espectacular, lo cierto es que estos trece enanos no pueden soportar el peso de tanta epicidad.
El tono de la primera película me pareció correcto, y los cambios introducidos, un acierto. Aunque me encanta Tolkien y su universo, no me interesa especialmente la novela de "El Hobbit"; el año pasado me pareció que Peter Jackson había elevado el tono de la novela con acierto, introduciendo un tono más adulto y añadiendo escenas interesantes, acercándolo al espíritu de "El Señor de los Anillos". Pero por algún efecto malévolo de las ciénagas de Mordor, Jackson ha pisado a fondo el acelerador y ha decidido que primero va a rodar el trailer del videojuego, y que en algún momento posterior rodará la película propiamente dicha. Con su pan se la coma. Hacía tiempo que no me aburría tanto viendo una película.
La situación ha cambiado.
"La Desolación de Smaug" está infestada de escenas de acción absurdamente largas, de frases épicas y grandilocuentes, de personajes generados innecesariamente por ordenador, de supuestos cameos que se convierten en coprotagonismos y de escenas inventadas que sólo introducen violencia y efectos digitales. Dos horas y media frenéticas e impactantes no se sostienen, pues el relato original de Tolkien no da para tanto. "El Hobbit", a diferencia de "El Señor de los Anillos", no es una historia épica y definitiva de la lucha del Bien contra el Mal, sino muy al contrario una historieta de aventuras destinada a entretener. Por mucho que Howard Shore remarque cada frase con acordes majestuosos, por mucho que Peter Jackson convierta cada movimiento y cada frase de los personajes en un momento único y espectacular, lo cierto es que estos trece enanos no pueden soportar el peso de tanta epicidad.
El tono de la primera película me pareció correcto, y los cambios introducidos, un acierto. Aunque me encanta Tolkien y su universo, no me interesa especialmente la novela de "El Hobbit"; el año pasado me pareció que Peter Jackson había elevado el tono de la novela con acierto, introduciendo un tono más adulto y añadiendo escenas interesantes, acercándolo al espíritu de "El Señor de los Anillos". Pero por algún efecto malévolo de las ciénagas de Mordor, Jackson ha pisado a fondo el acelerador y ha decidido que primero va a rodar el trailer del videojuego, y que en algún momento posterior rodará la película propiamente dicha. Con su pan se la coma. Hacía tiempo que no me aburría tanto viendo una película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Comentarios desestructurados para el que ya la haya visto:
- Pensé que lo de Legolas sería un cameo, y en ese sentido me parecía correcto (aunque Arwen es hija de Elrond y no la vimos en Rivendel, y tampoco la echamos de menos). Pero el cameo se ha convertido en protagonismo, y el elfo aparece en gran parte del metraje sin otra función narrativa que la de asesinar de forma elegante. ¿Cómo es posible que los elfos hayan perdido alguna vez una batalla, si uno sólo de ellos puede acabar con cuantos orcos se le pongan por delante?
- Beor y las arañas quedan como un pegote sin conexión con nada; se hubieran podido suprimir sin perder nada.
- En toda película comercial es obligatorio introducir un romance, pero el triángulo de amor bizarro de esta película no puede estar más cogido por los pelos. Además, dudo que a Tolkien le hubiera gustado el romance interracial que aquí se propone. Los escasísimos amores interraciales que aparecen en sus escritos se dan entre individuos excelsos de ambas especies, que se unen de forma dramática porque están predestinados a ello por un poder divino. En ningún caso se trata de un calentón o un encaprichamiento entre dos personas mediocres. Además, en toda la obra de Tolkien no aparece ninguna elfa guerrera (que yo recuerde). Y sin embargo aquí tenemos nada más y nada menos que a una capitana de un rey.
- No tiene sentido que Gandalf entre así en Dol Guldur, puesto que ya sabe que ahí está Sauron, y sabe que es demasiado poderoso para él.
- Acabé harto de Smaug. La escena de las fraguas se me hizo interminable. Me parece increíble que la película no acabe con su muerte, sino en un cliffhanger más propio de una serie de televisión que de una obra cinematográfica. A esta película le sobra una hora y media y quizás me quede corto.
- Una de las escenas que más me gustó de la película fue la conversación inicial entre Gandalf y Thorin en el Poni Pisador. No por casualidad, es una de las pocas sin efectos digitales ni acción.
- La crítica sociopolítica que ha intentado meter Jackson con la figura del gobernador es tan tontorrona y obvia que sólo consigue aburrir. Además, Tolkien nunca entró en ese tipo de nimiedades puesto que sus intenciones creativas eran otras.
- La tercera película augura intentar ser más épica que "El Retorno del Rey", y el triple de estirada y aburrida que "La Desolación de Smaug". Que no cuenten conmigo.
- Pensé que lo de Legolas sería un cameo, y en ese sentido me parecía correcto (aunque Arwen es hija de Elrond y no la vimos en Rivendel, y tampoco la echamos de menos). Pero el cameo se ha convertido en protagonismo, y el elfo aparece en gran parte del metraje sin otra función narrativa que la de asesinar de forma elegante. ¿Cómo es posible que los elfos hayan perdido alguna vez una batalla, si uno sólo de ellos puede acabar con cuantos orcos se le pongan por delante?
- Beor y las arañas quedan como un pegote sin conexión con nada; se hubieran podido suprimir sin perder nada.
- En toda película comercial es obligatorio introducir un romance, pero el triángulo de amor bizarro de esta película no puede estar más cogido por los pelos. Además, dudo que a Tolkien le hubiera gustado el romance interracial que aquí se propone. Los escasísimos amores interraciales que aparecen en sus escritos se dan entre individuos excelsos de ambas especies, que se unen de forma dramática porque están predestinados a ello por un poder divino. En ningún caso se trata de un calentón o un encaprichamiento entre dos personas mediocres. Además, en toda la obra de Tolkien no aparece ninguna elfa guerrera (que yo recuerde). Y sin embargo aquí tenemos nada más y nada menos que a una capitana de un rey.
- No tiene sentido que Gandalf entre así en Dol Guldur, puesto que ya sabe que ahí está Sauron, y sabe que es demasiado poderoso para él.
- Acabé harto de Smaug. La escena de las fraguas se me hizo interminable. Me parece increíble que la película no acabe con su muerte, sino en un cliffhanger más propio de una serie de televisión que de una obra cinematográfica. A esta película le sobra una hora y media y quizás me quede corto.
- Una de las escenas que más me gustó de la película fue la conversación inicial entre Gandalf y Thorin en el Poni Pisador. No por casualidad, es una de las pocas sin efectos digitales ni acción.
- La crítica sociopolítica que ha intentado meter Jackson con la figura del gobernador es tan tontorrona y obvia que sólo consigue aburrir. Además, Tolkien nunca entró en ese tipo de nimiedades puesto que sus intenciones creativas eran otras.
- La tercera película augura intentar ser más épica que "El Retorno del Rey", y el triple de estirada y aburrida que "La Desolación de Smaug". Que no cuenten conmigo.