Cuando oí hablar de esta pelicula se me llenó la boca de prejuicios, y es que yo antes no le tenía mucho aprecio al señor Clint. Solo era otro pecador más. Pero como el personaje que interpreta, Clint se pudo dar un rebozado triple de fango, pero era solo un visitante en el infierno, su lugar no estaba allí. Desde luego, con esta pelicula se ha ganado darle una patada a Dios y presidir él mismo el día del Juicio Final. No se puede estar más allá del bien y del mal.

Bueno, y ahora, porque me bajo los pantalones de esta forma con Clint. Los actores se salen (hasta los árboles lo bordan), el principio y el final son de cuento, absolutamente redondos; la fotografía, la historia (que en un western convencional sería anodina, pero aquí es COMPLETAMENTE ORIGINAL), el tempo, esas miradas que lo dicen todo... Dios, creo que voy a volver a verla ahora mismo.