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España España · Oviedo
Voto de Gould:
10
Drama En septiembre de 1793, el Comité de Salud Pública, instigado por Robespierre, instaura el "Terror". El hambre reaparece y con ella la revuelta: las cabezas ruedan. Danton regresa a París para oponerse a Robespierre: es el choque entre dos políticos irreconciliables, entre dos fuertes personalidades. La película narra los últimos días de Georges-Jacques Danton: su proceso y su ejecución en la guillotina, junto a sus amigos, por orden del ... [+]
7 de agosto de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coproducción franco–polaca protagonizada por Gerard Depardieu, con guion de Jean Claude Carrière en torno a la figura de George-Jacques Danton “el héroe de agosto de 1792”, líder de los “Cordeliers”, en su enfrentamiento, en el seno de la Convención, con Robespierre, líder de los jacobinos, en la época del terror –la pelicula se inicia en la primavera de 1794, poco antes de que Danton, junto a su íntimo amigo Desmoulins sea detenido como “enemigo del pueblo”-.

La ambientación de la película es extraordinaria, a lo que contribuye la gran fotografía de Igor Luther, pero es un mero lienzo para exponer un análisis profundo y complejo del poder, al tiempo que una parábola bastante evidente de la Polonia de los años 80. Wajda retrata con maestría el ambiente de caos, entusiasmo y terror de aquellos frenéticos momentos y cómo toda revolución degenera en canibalismo moral y sociópata, enfrentando el idealismo revolucionario ascético y fanático de Robespierre con el realismo revolucionario de Danton –“no quiero más sangre. Por eso lucho”- aunque la tesis principal de Wajda y Carrière sea que ningún revolucionario es del todo inocente.

La película tiene, ya lo habrán averiguado, una fuerte carga teatral –el guion de Carrière y Wajda es excelente – y Gerard Depardieu despliega una inteligencia y una energía interpretativa admirables en lo que supone el mejor papel de su vida, enfrentado al gran actor polaco Wojciech Pszoniak –un habitual de Wajda- como Robespierre.

Hay escenas soberbias como el reencuentro entre Danton y Robespierre o las tumultuosas sesiones de la Convención o la significativa escena que abre la película en la que un niño se ve obligado a cachetazos a aprender los artículos de la DDHC o la prodigiosa imagen final estremecedora, disolvente, aterradora para el propio Robespierre pero también para el propio espectador, anunciadora de todos los horrores que en nombre de la revolución se vendrían a cometer. En palabras de Santiago González, “toda la película es una magistral contraposición de las palabras que sirvieron a la Revolución y los hechos. Las declaraciones, los valores revolucionarios, las proclamas operan como un subrayado sarcástico de las imágenes que se ven en la pantalla”

Es, sin duda, una obra maestra iluminadora, desasosegante, lúcida y actual.

Como curiosidades señalar que el papel de Desmoulins está encarnado por el director Patrice Chéreau y que el actor polaco Andrzej Seweryn, aquí en el muy secundario papel de Bourdon, sería protagonista absoluto con un extraordinario Robespierre en la notable “Historia de una revolución” (1989) superproducción francesa de cinco horas que conmemoraba el segundo centenario de la misma.
Gould
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