Es lo bueno que tienen algunas comedias pastel, que sin esperarte nada especial de ellas poniéndote a verlas como que no quiere la cosa, te enganchan y descubres cuando has acabado de verlas que se te han hecho simpáticas y que después de diez minutos todavía rondan sus personajes por tu cabeza. Como la vida misma (o mejor dicho, Dan in Real Life) es de esas.

Es una película optimista, aunque la situación de sus protagonistas sea bastante trágica (dos hermanos y una mujer :s), que opta por la comicidad, dejando a un lado la amargura. Suena dulce, si, pero la elección de Steve Carell y Juliette Binoche resulta bastante acertada para que la historia no resulte más empalagosa de lo que debiera; el primero, porque es un actor bastante más eficaz cuando se aleja de tonterías como Superagente 86 o Sigo como Dios; la segunda, porque es una de las actrices que mejoran con los años y puede hacer creíble un papel tan fresco y joven como el que interpreta aquí. Ambos trabajan estupendamente con mucha naturalidad.

En fin, mejor de lo que esperaba, muy recomendable para una tarde tranquila y con ganas de sonreír, y no hay más.