Quizá porque no recurre al tan manido suspense, ni a su habitual falso culpable, quizá porque la rubia no es tan rubia o no es tan femme fatale o quizá porque el film tiene más tintes propagandísticos que cinematográficos, se ha señalado a esta película como una obra menor dentro del filmografía de Hitchcock. Pero ni tanto ni tan calvo. Es cierto que Andrews es la antítesis de Grace Kelly, que desprende poca química y que se pasa la película haciendo pucheros, pero Newman es capaz de levantarlo todo, incluso una obra menor que no debería ser tomada como tal puesto que tiene una trama interesante, tres o cuatro escenas magistrales y algún momento de tensión bastante destacable. Quizá este guión, en manos de otro, se hubiese convertido en una película para el olvido, pero en manos de Hitchcock se convirtió en un motivo de discusión ¿Una mala película? No, pero como las tiene tan buenas, vamos a decir que es una obra menor. Pero eso no la hace mala.