Las primeras noticias que surgieron de esta nueva versión de la mítica "The Twilight Zone" invitaban al optimismo: Jordan Peele, director de "Déjame Salir" y "Nosotros", cineasta hábil para introducir discursos de denuncia en relatos de género, estaba al frente; había buenos actores de segunda fila involucrados -Greg Kinnear, Adam Scott, Jacob Tremblay, Taissa Farmiga,... -.

Sin embargo el resultado se antoja muy decepcionante, con episodios que van de lo simplemente correcto a lo mediocre, que caen en todos los vicios de la serie original -exceso de moralina, infantilismo, desarrollo previsible de tramas, personajes mal escritos que toman decisiones estúpidas, interpretaciones melodramáticas propias de un culebrón...-, y no posee casi ninguna de sus virtudes. Esa manía de los capítulos con mensajes obvios, cuando los guiones están tan poco trabajados, y los finales sorpresa, seña de identidad de la marca, que de puro sorprendentes en ocasiones dan vergüenza ajena (los hay muy absurdos), suponen un gran lastre.

Poco ayuda que presente un universo único, y que haya guiños y homenajes a rabiar, esta serie quedará como la hermana pobre de "Black Mirror". No sólo no llega a la altura de los zapatos de la auténtica "The Twilight Zone", sino que ni siquiera creo que se trate del mejor de los remakes (la serie de los ochenta "Más allá de los límites de la realidad", siendo muy irregular, contaba con entregas memorables).

De todas formas, la han renovado para una segunda temporada, así que supongo que a alguien le habrá gustado.