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Voto de Néstor Juez:
8
Intriga. Drama. Romance Narvel Roth es el meticuloso horticultor de Gracewood Gardens. Está tan dedicado a cuidar los jardines de esta maravillosa e histórica finca como a complacer a su jefa, la rica viuda Sra. Havernhill. Pero el caos se apodera de la ordenada existencia de Narvel cuando la Sra. Haverhill le exige que tome como aprendiz a su rebelde y problemática sobrina nieta Maya. Esta nueva situación va a sacar a la luz oscuros secretos de un pasado ... [+]
25 de diciembre de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
No hay mayor satisfacción para cinéfilos o programadores que la de crear series o conexiones entre filmes independientes, en lo que a mi entender es una consecuencia directa, así como el ejercicio más estimulante, de la saturación de franquicias a las que nos ha sometido un cine comercial contemporáneo que ha logrado inducir en nosotros este esquema de pensamiento. Pero divagaciones aparte, el regreso de un autor es siempre acontecimiento mayor. En concreto, un nuevo trabajo de los que cabe esperar serán los últimos de un veterano realizador. Con lo cual, tras unos años recientes de sorprender a la cinefilia cuando ya no se esperaba demasiado de él, Paul Schrader reafirma esta lúcida etapa de su longeva trayectoria con El maestro jardinero, presentada fuera de concurso en la edición de 2022 del Festival de Venecia y tercer último capítulo de su trilogía trascendental, precedida por las también excelentes El reverendo y El contador de cartas. Un denso relato de vínculos y superaciones que sitúa a ovejas descarriadas en espacios resguardados de violencias reprimidas, que desmadeja gradualmente el abismo de dolor para ofrecer a sus criaturas luz al final del túnel. Trabajo de madurez y estilo sobrio pero sabio, cine para ver, saborear y macerar una y mil veces en el subconsciente.

Depurado estudio de personaje devastado, desde los primeros compases se nos ubica en un universo cerrado de normas marcadas que pueblan pobres almas de diversos perfiles en proceso de purgatorio emocional. Un relato trascendental de ascetismo y rutina forjada en hierro en el que la jardinería canaliza el fuego interior del personaje de Joel Edgerton, que a través del perfeccionismo con la vegetación recorta esquejes de su propia vida y pone orden y armonía en su tormento, ocultándose en su nueva identidad para negar y encerrar al ejecutor que fue, aún por mucho que le lleve registrado en la piel. Entorno pacífico y de pureza que, sin embargo, se sostiene sobre innegociables relaciones de poder tan tóxicos como las de los entornos bélicos de los que procede el protagonista. Desentrañamiento meticuloso de las capas de oscuridad del individuo estoico a las que se agregan en paralelo conflictos de deseo y emancipación. Contundente variación de la rutina monacal bressoniana que es a un tiempo la que muestra una violencia más latente, pero más intensa. La atmósfera vuelve a ser malsana y recargada pese a ser la más diurna, calmada y optimista de las tres. La ambiental banda sonora electrónica aporta un hipnótico contrapunto atmosférico de tranquilidad turbia, y en conjunción con el léxico visual del mundo vegetal Schrader trufa su desarrollo de soluciones visuales emparentadas con este submundo floral, desde una explosión metafórica en la secuencia mas hermosa del filme a planos detalle botánicos para complementar su virtuosa planificación de panorámicas de seguimiento, cambios de altura mecanizados o acercamientos pausados. Elegancia fría y sordidez para un caldo de cultivo donde lo que mas destaca son los fuegos internos de sus personajes.

Para todos los conocedores de El reverendo o El contador de cartas, bien puede resultar una decepción El maestro jardinero por representar una extensión de estas demasiado similar y con insuficientes singularidades por sí sola. En su atmósfera masculina y morosidad de escasa exhibición de sus formas, dejará frío a aquellos que no conecten de manera tan intensa con sus comedidas virtudes de tono y atmósfera. Drama minimalista que desarrolla en su concentración unos pocos temas y no depara explosión dramática ni catarsis de acción hasta los compases mas postreros, de modo que la experiencia bien puede ser insuficiente. Trabajo atemporal, tan cercano al ahora como a maneras del thriller de los ochenta, que ni le obsesiona ni busca la perfección, pero sostiene un estilo claro y embriagador.

Viciada, austera y espiritual, El maestro jardinero reúne la sordidez y crudeza habitual de los dramas de redención de antihéroes de Schrader, pero añadiendo un fresco vitalismo romántico y desarrollando nuevos rasgos estilísticos. Soberbio filme de claroscuros.
Néstor Juez
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